La soja, el sorgo, la carne de cerdo y de res, los mariscos, las frutas, las verduras y los productos lácteos alcanzan la tasa del 10%, mientras que las aves, el trigo, el algodón y el maíz están en el grupo de la tasa del 15%.
Además, los aranceles
no se aplicarán a las mercancías que salgan antes del 10 de
marzo, siempre que lleguen a China antes del 12 de abril.
Según los analistas, la represalia de Pekín está diseñada
como una forma de golpear la base electoral del presidente
estadounidense Donald Trump, manteniendo al mismo tiempo un
contenido suficiente para permitir el desarrollo de una posible
negociación y acuerdo comercial.
Una lección que China aprendió de la guerra comercial
durante el primer mandato del magnate es que el Dragón tiene más
que perder en una respuesta proporcional a los aranceles
estadounidenses, ya que las exportaciones chinas a Estados
Unidos son mucho mayores.
Además, los crecientes obstáculos comerciales se suman a las
dificultades que enfrentan los líderes chinos que actualmente
intentan estabilizar la vacilante economía en medio de la
deflación, el consumo débil y una crisis del mercado
inmobiliario.
Como resultado, las exportaciones, que alcanzaron niveles
récord en 2024, pueden no proporcionar el mismo salvavidas
económico para Pekín este año en medio de una creciente guerra
comercial con Washington.
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