El final "todavía está abierto". Pero en el horizonte de la penosa saga Ita-Lufthansa se vislumbran claros. En las últimas horas negociaciones frenéticas, entre líneas rojas e intentos de mediación in extremis, en Bruselas se registran "mejoras" y una trayectoria "positiva" hacia un posible final feliz.
El equipo antimonopolio de la UE, encabezado por Margrethe Vestager, está ocupado "evaluando" los últimos detalles de la oferta final puesta sobre la mesa por el gigante alemán del cielo. Luego, ya en los próximos días, formulará su orientación sobre el tan esperado veredicto que se dará a conocer antes del 4 de julio.
En las urnas ya cerradas, la primera indicación podría llegar mientras la primera ministra Giorgia Meloni y el canciller alemán, Olaf Scholz, están comprometidos en el G7, la cumbre que se desarrolla en Borgo Egnazia, Italia.
Esto demuestra la sensibilidad de un expediente que se mueve en dos planos: los tecnicismos de la competencia y el diálogo político. Un frente, este último, en el que el empuje de los gobiernos nacionales puede ser decisivo para mitigar las rigideces de la UE y evitar un rechazo que podría hacer ruido.
El papeleo entre los funcionarios de la UE y Lufthansa en los últimos días ha sido intenso. Y las posiciones, según las filtraciones del Palacio Berlaymont, se han acercado también en el último nudo que hay que desatar: la protección de la competencia en los vuelos de larga distancia desde Fiumicino con destino a Chicago, Washington, San Francisco y Toronto.
Además de congelar durante dos años la entrada de la nueva compañía nacida de las cenizas de Alitalia en el proyecto conjunto que Lufthansa forma con United y Canada Airlines, los alemanes se ofrecen a apoyar los vuelos intercontinentales de la competencia en sus hubs: París (Air Francia), Amsterdam (KLM), Madrid (Iberia) y Londres (British Airways).
Nuevas garantías que parecen ser convincentes para el ejecutivo de la UE, que también está sometido a una fuerte presión por parte de sus rivales, Ryanair y Air France. Aunque es la advertencia que circula por los pasillos de Bruselas, donde los funcionarios de la UE están ocupados examinando "hasta qué punto" son los "avances" registrados.
En cambio, los avances logrados en los otros dos frentes de enfrentamiento -el centro de Milán-Linate y las rutas de corto alcance- durante estos meses de negociaciones en las montañas rusas se han consolidado.
En la última versión de compromiso, Roma y Fráncfort propone la cesión de 15-17 pares diarios de franjas horarias en la escala lombarda (34 vuelos de ida y vuelta) y la apertura a sus rivales (easyJet, Volotea y Wizz Air) de algunas rutas europeas, donde la fusión, según la visión de la UE, conlleva el riesgo de monopolio y de un aumento vertiginoso de los precios en detrimento de los ciudadanos.
La última palabra, observan en Bruselas, "todavía no se ha dicho". Pero los "progresos" son innegables. Como la voluntad política de llegar a un acuerdo sobre una operación destinada a cambiar el equilibrio de los cielos europeos.
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