El plan de Petrobras de perforar pozos petroleros frente al Amazonas se convirtió en el primer y verdadero acertijo para el ejecutivo de Lula, dividido entre el espíritu ambientalista y las exigencias económico-productivas.
El programa del coloso energético de exploraciones en el mar a una profundidad de 3.000 metros, a 175 kilómetros de la costa del Estado de Amapa, y a 560 de la desembocadura del Río de las Amazonas, se transformó en un terreno de enfrentamiento.
Acerca de la iniciativa pesan un veto técnico, una pulseada entre la ministra del Ambiente, Marina Silva, y el de Energía, Alexandre Silveira, a más del malhumor del presidente Lula, y la movilización de los pueblos indígenas.
Según el Instituto Nacional para el Ambiente (IBAMA), que bloqueó el plan de la compañía encabezada por Jean Paul Prates, el proyecto presenta "una serie de incongruencias técnicas" bajo el perfil de la seguridad ambiental, evidenciando la necesidad de un estudio profundo, que requiere tiempos más largos.
Y, entre otras observaciones, el Instituto subraya como problemática también la distancia entre la región de perforación y la base operativa, que debería instalarse en Belem, ciudad elegida por la ONU para alojar la COP30 en 2025.
En particular, según las evaluaciones el presidente de IBAMA, Rodrigo Agistinho, la zona individualizada para los pozos se ve afectada por una fuerte corriente marina y una fuga de petróleo podría llegar a la confinante Guyana francesa.
Sin embargo, Petrobras insiste y en la últimas horas presentó un recurso. Pide al Instituto para el Ambiente reconsiderar el juicio negativo, la empresa explica que "se trata de una actividad temporal, de bajo riesgo, con una duración de cinco meses" y que el plan será llevado a cabo solo en base a los resultados que afloren.
En el documento, la compañía que en 2022 registró una utilidad neta de 188 mil millones de reales (unos 35.000 millones de euros), indica que "a pesar de haber ya satisfecho todos los requisitos técnicos y ambientales previstos", está lista para hacer más para garantizar la salvaguardia del mar y de la fauna, en el caso de pérdidas de hidrocarburos.
El plan estratégico del coloso energético (2023-2027) prevé una inversión total de 2,9 mil millones de dólares (2,7 mil millones de euros) en la región, en los próximos cinco años y la perforación de 16 pozos. Y según fuentes ligadas al ministerio de Energía, habría ya invertido 500 millones de reales (93 millones de euros) para el inicio de las exploraciones.
Empero, el camino del dosier se muestra en subida también a nivel político. La reciente reunión entre Lula y Silva no parece haber desatado los nudos.
Días atrás el presidente hizo saber que se sintió traicionado por la ministra, que no lo informó de la decisión de IBAMA sobre el stop la proyecto, dejándolo sin margen para hallar soluciones. Según Silva aún la decisión es técnica y no sujeta a otras injerencias.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA