La Fiscalía de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC) inició una investigación a raíz de declaraciones del responsable médico de Lazio, Ivo Pulcini, a "Il Messaggero" en las que afirmó que en 2019 no le dio el apto para jugar a un "famoso futbolista que hoy es muy popular en la Serie A".
"Nunca dije lo que reproduce 'Il Messaggero' y espero que se rectifique", afirmó Pulcini en diálogo con el canal oficial de Lazio tras conocerse la noticia que le atribuía aquella frase y reiteró la necesidad de una comunicación "clara y precisa para evitar malos entendidos".
Más aún, después de lo sucedido el domingo con el mediocampista Edoardo Bove, quien se desvaneció en pleno partido entre Fiorentina e Inter -que terminó siendo suspendido- por la decimocuarta fecha del campeonato y hoy se recupera en una sala de terapia intensiva del hospital Careggi.
El médico de Lazio desmintió haber declarado que no le concedió el apto para jugar al futbolista que no había mencionado tampoco y por eso se frustró su pase al equipo de la capital en su momento.
Antes de que Pulcini saliera al cruce de lo publicado por "Il Messaggero", el fiscal de la FIGC, Giuseppe Chiné, tomó nota de sus supuestos dichos e inició una investigación, en el marco de la cual lo llamará a declarar en los próximos días.
Chiné deberá determinar si el club que finalmente contrató al jugador que dijo no haber mencionado el médico de Lazio subestimó el problema físico por el cual Pulcini habría tomado esa decisión hace cinco años.
Según "Il Messaggero", lo hizo después de haber evaluado tres exámenes médicos distintos que frustraron las intenciones de incorporar al futbolista en cuestión, que era pretendido por el entonces director deportivo de Lazio, Igli Tare.
En esa temporada, Lazio tenía en carpeta al zaguero serbio Strahinja Pavlovic, actualmente en Milan, pero luego el pase desde Partizán Belgrado no se concretó y terminó jugando en Mónaco, aunque no se sabe si de él se trata.
Un caso similar se registró en el pasado mercado de pases cuando Roma quiso incorporar al zaguero austríaco Kevin Danso, por cuya transferencia tenía todo acordado con Lens, aunque la negociación naufragó cuando un examen clínico reveló que tenía una cicatriz en el corazón. El club francés y el propio futbolista protestaron, pero controles posteriores confirmaron la situación y lo llevaron a someterse a una intervención quirúrgica menor, tras lo cual volvió a jugar a mediados de octubre.
Algo parecido sucedió con el checo Patrik Schick, que había sido una de las revelaciones en la temporada 2015-16 con Sampdoria y fue incorporado por Juventus, que sin mediar explicaciones anuló la operación. Fue su compañero en el club genovés y en la selección nacional Jakub Jankto (hoy en Cagliari), quien ofreció una pista al comentar que el hoy zaguero del Bayer Leverkusen tenía "un pequeño problema cardíaco", pese al cual aquella vez terminaría jugando en la Roma.
Imposible eludir lo sucedido con el danés Christian Eriksen, actualmente en Manchester United y víctima de un infarto en pleno partido que su selección disputaba con Finlandia en la Eurocopa de 2021, tras lo cual le colocaron un desfibrilador subcutáneo que meses más tarde le permitió volver al ruedo.
En 1996, el nigeriano Nwanko Kanu, afectado por una malformación cardíaca, se vio obligado a parar la pelota cuando militaba en Inter, pero luego fue transferido a la Premier League (jugó en Arsenal, West Bromwich y Portsmouth) y continuó jugando hasta los 36 años de edad.
Pocos recuerdan que incluso el astro portugués Cristiano Ronaldo, de 39 años, máximo artillero histórico a nivel de selecciones, fue operado del corazón cuando tenía 15 años de edad antes de iniciar su exitosa carrera profesional que lo llevó a debutar en 2022 en Sporting de Lisboa y a ganarlo todo con Manchester United, Real Madrid y Juventus, antes de recalar en el saudita Al-Nassr.
Hoy, luego de lo ocurrido el domingo con Bove, en Fiorentina reflotaron viejos fantasmas relacionados con la muerte del por entonces capitán Davide Astori, fallecido a los 31 años el 4 de marzo de 2018 en la previa de un partido con Udinese.
La muerte de Astori derivó en una condena de un año de prisión en suspenso, por homicidio culposo, contra Giorgio Galanti, que era director de Medicina Deportiva y consultor de Fiorentina y no le diagnosticó una grave patología cardíaca pese a la cual emitió dos certificados (en 2016 y en 2017) que lo habilitaban a practicar deportes de alto rendimiento.
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