Luca Lucci y Andrea Beretta, líderes las barras bravas de Milan e Inter, respectivamente, no podrán ingresar a los estadios por diez años debido a la prohibición para acceder a eventos deportivos (Daspo) que le aplicó Bruno Megale, responsable del orden público y de la dirección de los servicios policiales de Milán.
Beretta es quizás a quien menos perjudica la medida dado que permanece encarcelado por el asesinato, el 4 de septiembre, de Antonio Bellocco, otro jefe de la "Curva Norte" que suelen ocupar los fanáticos más radicalizados de Inter y quien, además, pertenecía a la 'Ndrangheta (la mafia calabresa), pues en caso de ser condenado por ese delito pasará varios años tras las rejas.
Lucci es uno de los 16 detenidos (otras tres personas gozan de arresto domiciliario) en el marco de la investigación relacionada con los vínculos entre la dirigencia y la barra brava de ambos clubes que llevan adelante los fiscales Paolo Storari y Sara Ombra y que descabezó también la la cúpula de la "Curva Sur", en la que se congrega la facción más violenta del Milan.
Su arresto llevó a que el liderazgo quedara en manos de su hermano Francesco, razón por la cual Megale también le impuso una medida similar a la que le aplicó a Luca Lucci, a Beretta y a un total de 24 aficionados (incluidos estos y los 16 detenidos), impedidos de ingresar a los estadios por un período de entre tres y diez años.
La medida se haría extensiva en breve a decenas de aficionados considerados como "segunda línea" en la conducción de ambas facciones de Inter y de Milan.
En lo que hace a Beretta, quien en la víspera se negó a declarar en el marco de la investigación que llevan adelante los fiscales Storari y Ombra, se conocieron detalles hoy de su interrogatorio vinculado con el asesinato de Bellocco.
En aquella declaración, Beretta dijo que había recibido amenazas por parte de Bellocco días antes del episodio que derivó en el homicidio de este último y también de Marco Ferdico, que luego del mismo tomó el liderazgo de la "Curva Norte" (es uno de los 16 detenidos).
Ambos, que lo amenazaron junto con otros cómplices, según sus propias palabras, pretendían apropiarse del "negocio" que manejaba Beretta y que estaba relacionado con la venta de "merchandising" en el estadio Giuseppe Meazza.
Después de las amenazas, Beretta afirmó que intentaron asesinarlo, pero que logró evitar su muerte porque quien supuestamente estaba encargado de secuestrarlo, ejecutarlo y enterrarlo le reveló sus planes, según consta en la declaración que él mismo realizó el 16 de septiembre, 12 días después de asesinar a Bellocco.
Detalles todos que permitirían determinar la influencia de la 'Ndrangheta en los negocios ilícitos manejados por los líderes de la "Curva Norte" y en los cuales se interesó la Comisión Antimafia del Parlamento, que en los próximos días examinará la documentación recabada.
Mientras el fiscal Marcello Viola se reunía con los abogados de Inter y de Milan, los detenidos en el marco de la investigación por los vínculos de los dirigentes con las barras bravas, se negaron nuevamente a declarar ante el juez de instrucción Domenico Santoro.
Lo mismo habían hecho en la víspera, amparándose en el derecho constitucional, Lucci y Ferdico, quienes solían reunirse a menudo para sellar el "pacto de no agresión" y no perjudicar los negocios turbios que realizaban con el fútbol como pantalla, entre ellos el relacionado con el estacionamiento del estadio Giuseppe Meazza los días de partido.
Así se desprende de la investigación, que remite a una discusión que los líderes de ambas barras mantuvieron en 2022 y en la cual destacaban: "¿Mil vehículos?... 30 mil por partido, oooh, por partido!!! Son 80 mil al mes, punto".
Así como el asesinado Bellocco tenía vínculos con la 'Ndrangheta, también los caminos de Milan conducen a la mafia calabresa, en este caso a través de una persona cercana a Lucci: Rosario Calabria, hijo de Antonio y perteneciente a la familia homónima que opera en el área de Milán.
Otra pista que siguen los investigadores apunta a la relación de Lucci con reconocidos artistas, entre ellos el rapero Fedez, aunque no el único, cuyos conciertos no solo en Calabria y en Italia, sino también a nivel internacional, le servían para actividades ilícitas.
El ministro de Deportes, Andrea Abodi, consideró hoy que "los estadios no pueden ser una zona franca y los aficionados no pueden ser delicuentes", al explicar que "debemos trabajar en forma conjunta para combatir este flagelo y por ese motivo me reuniré con el ministro (del Interior, Matteo) Piantedosi para buscar nuevas soluciones en términos legislativos".
"Si lo que está sucediendo es apenas una crónica y no marca un antes y un después, entonces será una oportunidad perdida", aseguró.
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