El judoca francés Teddy Riner se confirmó hoy como la gran sensación de esta disciplina al conquistar el oro en la categoría hasta 100 kilogramos, tercero para él en una competencia individual, en los Juegos olímpicos de París.
El gigante de 140 kilogramos de puro músculo matizados por su enorme sonrisa superó por "ippon" al surcoreano Minjong Kim, 12 años más joven que él, en el "Champs de Mars", que celebró el triunfo del ídolo local al verlo sumar su cuarto oro olímpico tras haber logrado uno en la prueba de equipo mixto en los pasados Juegos de Tokio 2021.
Riner, de 35 años, recuperó así el cetro que le perteneció en Londres 2012 y en Río 2016 (en Tokio logró el bronce en esta categoría) y recibió la felicitación del presidente francés, Emmanuel Macron, quien descendió del palco para abrazarlo.
Después escucharon juntos las estrofas de la Marsellesa y, confesó luego el judoca: "En ese momento sentí un orgullo enorme por mí y por mi familia, que compartió conmigo tantos sacrificios al acompañarme en mis viajes por distintos países cuando busco un nuevo método de entrenamiento, y por Francia".
A pesar de todo lo logrado, el último estafeta de la antorcha olímpica que encendió el pebetero flotante de estos Juegos junto con la también oriunda del Caribe Marie José Perec en la ceremonia inaugural, afirmó que no siente que esta haya sido su última edición y dijo que si primo objetivo son Los Angeles 2028.
En 18 años de carrera, Riner sufrió apenas 14 derrotas, razón de más para pensar que todavía puede seguir dándole mucho a este deporte, mientras atesora recuerdos como el de su "primer oro en el Mundial de Río de 2007, cuando el sorteo hizo que debutara ante el legendario judoca japonés Kosei Inoue y lo primer que pensé fue que había perdido antes de salir al ruedo".
Luego vendrían otros diez oros más en Mundiales para el atleta que dice sentirse "más fuerte que nunca" y que alterna su vida entre Marruecos, de cuyo rey es amigo personal, y París, junto con la esposa a la que conoció hace 20 años y que mantiene alejada de los reflectores al igual que a sus dos hijos.
Riner es fanático del París Saint-Germain, club en el que implementó técnicas de entrenamiento innovadoras más avanzadas incluso que las del fútbol.
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