"No veo a Lyles en la pole, no es el que corrió más veloz, me asusta más el jamaiquino Thompson. Pero Noah llega con la mentalidad de campeón y, además, es campeón mundial de los 100 y los 200 metros y de la posta 4x100, pero no significa que sea imbatible. Cuando tienes tanta presión todo es más difícil", aseguró Jacobs.
El atleta "azzurro" de 29 años, que se coronó en Tokio 2020 con un tiempo de 9"80, ofreció una rueda de prensa desde Casa Italia, donde estimó que deberá estar "debajo de los 9"85", aunque aclaró que "el objetivo no es el tiempo, sino correr fuerte y llegar a la final".
"No creo que haya tiempos estratosféricos, además, desde que gané en Tokio nadie ganó con menos de 9"80", subrayó Jacobs, quien refirió que durante las Olimpíadas desarrolladas en la capital de Japón "era una persona completamente distinta".
"Llegué como un 'outsider' y eran mis primeras Olimpíadas, hoy soy el campeón olímpico y esto me da mucha autoestima. Creo que como ya lo hice una vez, puedo hacerlo de nuevo", confió Jacobs, que también integró el equipo italiano que ganó la posta 4x100 de Tokio 2020.
"Hay presión, en primera instancia sobre mí, se espera mucho, pero la uso como impulso en vez de como peso. Mis objetivos del año son tres: estar sano y lo estoy; ganar el torneo europeo y luego las Olimpíadas...toco madera. Pero en estos primeros días en la Villa Olímpica siento vibraciones positivas", garantizó Jacobs.
A su vez, Niles, de 27 años, reconoció que las Olimpíadas en la capital nipona "no resultaron según lo esperado", pues debió conformarse con la medalla de bronce en la prueba de 200 metros conquistada por el canadiense Andre De Grasse, tercero en la de 100 metros ganada por Jacobs.
"Pero puedo decir que es grandioso estar aquí y afuera de la depresión: esta vez será distinto de Tokio y no veo la hora de demostrarlo", remarcó Lyles, quien rechazó responder sobre Jacobs de cara a la eventual final del domingo 4 en el Stade de France.
"Estoy por enfrentar gente que registró récords y campeones del mundo, y muchos piensan que no puedo ganar. Sólo pido que me manden a la jaula del león, ya demostré que puedo recuperarme y superar los peores momentos", aseveró Lyles.
El estadounidense relató que se volvió "popular" dentro de la Villa Olímpica gracias al documental "Sprint" que protagoniza en la plataforma Netflix: "fue casi un desafío encontrar momentos para estar solo, al menos cuando como o me entreno en el gimnasio", reveló.
"Sé que otros atletas se fueron y ahora están en un hotel, pero quiero vivir la experiencia olímpica completamente y por eso no quiero dejar la Villa. Pero se me están complicando las cosas, al punto de tener que comer en horarios inusuales para tener algo de paz", lamentó.
"Empecé a sentirme cómodo en el malestar, a buscarlo, soy una persona que vive mucho sus emociones, y cuanto más grande es el público, más probabilidades tengo de ganar y dar lo mejor de mí.
En Tokio no fue así, recuerdo haber pensado 'esto no es nada divertido', y resulta que no salió bien", explicó el estadounidense.
Diferente es la respuesta de Jacobs ante el eventual "asedio" de otros colegas dentro de la Villa Olímpica: "muchos atletas, incluso de mi deporte, me pidieron fotos y saludos. Me da placer. Sería lo mismo para mí si viera a Lebron James, también le pediría una foto", aseguró sobre el basquetbolista estadounidense.
El italiano alertó que "lo más difícil" será la semifinal, "con 15 o 16 atletas intentando llegar a la final", a la que sólo accederán "quienes cometan menos errores", enfatizó, mientras que Lyles remarcó que no le interesan los récords porque, argumentó, "aquí lo que importa es ganar, sin importar con qué tiempo".
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