Hidalgo afirmó en un reportaje que ofreció a France Bleu Paris que confía en poder mantener el globo que alberga el fuego olímpico del mismo modo que los anillos colocados en la Torre Eiffel en ocasión de la trigésima tercera edición de las Olimpíadas y las estatuas de las diez "heroínas" de Francia.
"Hay tres símbolos que queremos estudiar: los anillos olímpicos, el brasero, un objeto extraordinario y magnífico", y las estatuas doradas de diez las "heroínas" que aparecieron en el Sena durante la ceremonia inaugural el 26 de julio, declaró Hidalgo.
Estas estatuas, incluida la de Simone Veil, ex ministra de Salud que sobrevivió a los campos de exterminio nazis durante la Segunda Guerra Mundial y fue la primera presidenta del Parlamento Europeo elegida por sufragio universal, "tendrían su lugar en París, en particular, en el distrito 18, precisó la alcaldesa.
Hidalgo añadió que "estos tres objetos artísticos, simbólicos y magníficos merecen toda nuestra atención", pero aclaró que "no puedo decir hoy que se quedarán, porque no soy la única que decide".
La alcaldesa aseguró igualmente que las estatuas "forman parte de una herencia de los Juegos que deseamos conservar".
El pebetero en globo aerostático encendido durante la ceremonia de apertura por la ex velocista Marie-José Pérec y el judoca Teddy Riner permanecerá accesible en los Jardines de las Tullerías hasta la clausura de los Juegos Olímpicos prevista el domingo 11 de agosto.
Situado en una cuenca de agua en el Jardín de las Tullerías, en el llamado "eje histórico" de París, entre el Louvre, el Arco del Carrusel (inspirado en el Arco de Septimio Severo en Roma), la Plaza de la Concordia, el Arco de Triomphe, y luego al llegar al posmoderno "Grande Arche" de la Défense, el pebetero es visible para 10.000 personas al día, con una capacidad máxima de 3.000 presentes simultáneamente.
Mientras tanto, las taquillas estaban arrasadas y ya ayer por la mañana todas las reservas estaban agotadas.
Sin embargo, cuando se cierne sobre los tejados de París, la instalación también es visible desde muy lejos sin necesidad de reservas ni de un código QR con una vista espectacular desde la colina de Montmartre.
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