Antes de partir, el Jefe de Estado vio con satisfacción por TV en la embajada, como las selecciones italianas de voleibol se impusieron a la República Dominicana en el primer partido del torne.
Ayer -aprovechando la asistencia del jefe de prensa del CONI (Comité Olímpico Italiano), Danilo Di Tommaso- Mattarella eligió las emociones para vivir presenciando en directo la conquista de la presea de plata por el cronómetro del ciclista Filippo Ganna y la de bronce del esgrimista Luigi Samele, en sable.
Apretón de manos con Top Ganna y cálido abrazo
con Samele.
Y luego el abrazo "presidencial"estuvo con el presidente
de Francia, Emmanuel Macron.
Acompañado de su hija Laura, Mattarella llegó a la capital
francesa el pasado jueves 25 de julio, tras haber sido
transportado en el avión presidencial ofrecido a Gianmarco
Tamberi, atleta olímpico de salto de altura, uno de los dos
abanderados azzurri.
Luego realizó la visita a la villa de los atletas, donde
cantó el himno con la delegación italiana, y el almuerzo,
sentado entre Tamberi y la otra abanderada, la floretista
Arianna Errigo.
También participó de la cena en el Louvre con los demás
Jefes de Estado. Y el viernes por la mañana, junto al presidente
del CONI, Giovanni Malagó, y a la embajadora de Italia en París,
Emanuela D'Alessandro, Mattarella respiró todo el "genio" de la
Casa Italia, inaugurada en su presencia en una espléndida villa
situada en Le Pré Catelan, en el corazón del Bois de Boulogne.
Por la noche, la ceremonia de inauguración de los Juegos
terminó empapado por una lluvia torrencial: el Presidente de la
República, parcialmente cubierto por un impermeable de plástico,
se puso de pie mientras el equipo de Italia cruzaba el Sena. Fue
el saludo de un presidente cada vez más amigable con el deporte.
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