Una oferta más variada y articulada, para un deporte cada vez más verde que deberá soportar un negocio cada vez más global, que requiere una mejora de la infraestructura del país, eso es lo que señala el estudio "2050: escenarios sobre el futuro del deporte en Italia", realizado por el Istituto Piepoli (CIP).
El trabajo, presentado en el Comité Olímpico Nacional Italiano (CONI), imagina el mundo del deporte italiano dentro de 27 años. Varias tendencias surgieron de la investigación, pero una sobre todo ha estado alarmando al presidente del CONI, Giovanni Malagó, durante algún tiempo. "Tenemos un problema enorme a medio-largo y a corto plazo, y es un problema demográfico -explica- Si algo no cambia en las políticas, y nos alegra que este gobierno haya puesto el concepto de natalidad ritmo en el centro, será imposible seguir consiguiendo determinados resultados".
Los datos italianos, de hecho, contrastan con los del planeta, porque si en 2050 la tierra estará habitada por 10 mil millones de humanos, Italia tendrá una población numéricamente inferior a la actual (es decir, unos 54 millones de habitantes, en comparación con los 60 millones de hoy).
Por lo tanto, una población cada vez más envejecida donde la otra cara de la moneda es el alargamiento de la esperanza de vida con el deporte que se considerará cada vez más un factor de bienestar físico.
El aspecto económico tampoco es despreciable porque "el deporte representa una parte del PIB -subraya el presidente del CIP, Luca Pancalli-, pero es necesaria una visión estratégica".
Y según el estudio, la evolución de los valores de los estilos de vida y consumo incrementará la importancia del deporte como sector de actividad social y económica hasta llegar en 2050 a un porcentaje del PIB, atribuible al macrosector deportivo, que podría ascender al 3% (el doble respecto al actual, 1,37%).
Por último, Piepoli esboza diez predicciones en su investigación que subrayan cómo la sostenibilidad será cada vez más importante, el modelo de negocio de las apuestas se distorsionará, el deporte femenino ganará popularidad, los tabúes relacionados con el género serán desmentidos y la práctica de los deportes electrónicos será más generalizada para una frontera cada vez más difícil de trazar entre las competiciones "musculares" y las competiciones "cerebrales".
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