La caja de madera confiada a un transportista contenía el artefacto, la única copia del artista y artesano Antonello Batzu, que luego fue subastado en uno de los eventos más innovadores y vanguardistas celebrados en todo el mundo: el Adoption Bitcon, una conferencia internacional que reúne a los grandes nombres del sector de las criptomonedas y que este año contó solo con tres eventos, uno en África, otro en Ámsterdam y el último en El Salvador, la primera nación en contar con dinero Bitcoin como moneda de curso legal.
Y es aquí donde se expuso por primera vez y luego se vendió el precioso objeto sardo. Con 60 centímetros de largo, 56 de alto y 30 de ancho, Sea People es la representación de un barco inspirado en los pueblos del mar de la Edad del Bronce, en particular los Shardana.
Para explicar cómo nació esta obra en el pequeño taller artesanal de Oschiri de Antonello Batzu, artista famoso en la isla por sus obras inspiradas en el mar y los peces que decoran muchas de las villas más bellas de la Costa Esmeralda, es él mismo el que califica el acto como una de las experiencias más formativas de su carrera y de su vida.
"El director de la exposición, Fractal Encrypt, es un artista que ha logrado un gran éxito gracias a sus obras que combinan criptografía, matemáticas y tiempo", dice Batzu a ANSA. "Vi una de sus obras, El precioso escudo, brillante en oro puro, que lleva el símbolo Bitcoin y representa su característica más importante: la primera y única herramienta de defensa contra la expiación. Celebra el descubrimiento de Bitcoin por parte de Satoshi Nakamoto, el primer verdadero y el único incensurable, confiscable, propiedad privada incorruptible. La encarnación tecnológica de un derecho fundamental del ser humano, protegido por la criptografía y valorizado por la escasez absoluta", acota.
La misma filosofía detrás de la escultura por la que dos compradores compitieron al son de las pujas, hasta que la subasta fue ganada por Jack Kruse, neurocirujano, inversionista y coleccionista por la suma de 0,0465 Bitcoin, obviamente, porque todo el evento se desarrolló bajo la moneda virtual.
Expositores locales, merchandising, empresas, asociaciones voluntarias, taxistas, puestos de perritos calientes, vendedores de café y cacao orgánico, artesanos del tabaco, cervezas y tostadores de costillas, todos bajo el signo de Bitcoin.
"En el momento de la venta, el equivalente en dólares era de 4.242,38, pero se trata de cifras relativas y en continuo aumento, que siguen el flujo del valor del Bitcoin", precisa el artista.
"La exposición permitía dos métodos de venta, un precio fijo o una subasta, opté por la segunda, aunque era más arriesgada, quería ver qué pasaba y mientras los dos contendientes pujaban, mientras tanto yo estaba temblando", confiesa risueño.
"Todo superó mis expectativas, más allá de la venta, que siempre motiva y recompensa los muchos esfuerzos", acota. Un movimiento artístico inspirado en las ideas Chypherpunk está naciendo en todo el mundo: "Por ahora, es una micro-comunidad, pero preveo un futuro de crecimiento exponencial", sentencia entusiasmado Batzu.
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