Estas obras son muy conocidas, pero difíciles de ver por el público porque su ubicación habitual es la Embajada de España ante la Santa Sede en Roma: la exposición tiene lugar con motivo del Jubileo y se podrán ver hasta el 31 de enero de 2025.
Las dos esculturas fueron creadas en 1619, cuando el artista tenía solo 21 años, y cada una representa un rostro esculpido en mármol que retrata una condición del espíritu.
La mujer con el rostro extasiado, en contemplación ascendente de la Gracia celestial, es el alma que ha aterrizado, o está en camino, hacia la salvación eterna, mientras que el hombre con el rostro deformado por una mueca de angustia que mira hacia abajo representa el alma que se enfrenta a la perspectiva de la condenación eterna.
Para retratarlo, explica la comisaria de la exposición, Helena Pérez Gallardo, se dice que Bernini se puso frente a un espejo dejando que su mano se quemara con el fuego de una vela: a partir de ahí el artista hizo el boceto como modelo para la obra.
Realidad o leyenda, las dos cabezas colocadas una frente a la otra representan un "memento mori" de gran eficacia artística.
Fueron encargadas por Pedro de Foix de Montoya, clérigo y hombre de letras de la Archicofradía de la Santa Resurrección de Cristo Redentor, con sede en la iglesia de San Giacomo degli Spagnoli, quien muy probablemente encargó a Bernini que dejara los dos bustos a la institución tras su muerte.
Para los miembros de la cofradía, la meditación sobre el cielo y el infierno era uno de los aspectos centrales de la devoción.
"Bernini fue el gran director del Barroco", subrayó Barbara Jatta, directora de los Museos Vaticanos en la presentación de la exposición. Un periodo artístico que en el Vaticano "encuentra sus mayores expresiones gracias a las obras que él creó".
Por eso los Museos han acogido "con entusiasmo" la propuesta de la embajadora de España ante la Santa Sede, Isabel Celaà Diéguez, de exponer las Almas de Bernini, obras "que testimonian la asombrosa capacidad técnica y artística" del artista desde su juventud, subraya Jatta, que también ha sido la comisaria de la exposición, alojada en una sala aparte de la pinacoteca vaticana.
La exposición tiene también un aspecto benéfico: los beneficios de la venta del catálogo se donarán a las víctimas de las inundaciones de Valencia, "una gran tragedia derivada del cambio climático que ha causado una enorme pérdida de vidas y bienes", como afirmó la embajadora Isabel Celaà Diéguez.
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