Esta adaptación del libro de la autora coreana y ganadora del Nobel 2024, Han Kang, fue realizada por Francesca Marciano y Daria Deflorian, quien también dirige la obra, publicada como otros de sus trabajos por Adelphi.
Se presenta en el teatro Vascello (hasta el domingo) dentro del programa del Festival Romaeuropa, en una producción de La Fabbrica dell'Attore junto a Emilia Romagna Teatro.
"Antes de que mi esposa se volviera vegetariana, la consideraba completamente insignificante", dice el marido al inicio, contando cómo la eligió precisamente por esa cualidad, como una mujer que no le daría problemas. La única molestia era su hábito de no usar sujetador, dejando los pezones visibles, lo cual "a veces le hacía pasar vergüenza frente a sus conocidos".
Este cambio, tras un sueño perturbador en el que ella camina por un granero entre trozos de carne ensangrentada, provoca que tanto él como su hermana y cuñado se enfrenten a sus propias miserias.
"La verdad, simple y horriblemente clara, es esta: si su esposo y Yeong-hye no hubieran sobrepasado todos los límites, si todo no hubiera caído en pedazos, quizás ella habría colapsado".
El rechazo de la protagonista es una rebelión contra su destino, una negativa total y reiterada que busca una especie de pureza radical, un horror y negación de la carne, del cuerpo, del sexo, casi transformándose ella misma en un vegetal, queriendo vivir solo de aire y agua.
La historia se desenvuelve en un espacio de vacío y misterio, con un final que plantea: "¿Por qué es tan terrible morir?", en respuesta a las objeciones de su hermana, quien concluye: "hasta que eventualmente despertemos".
Todo gira en torno a la mentalidad y el cuerpo, del cual los demás son prisioneros, con sus necesidades de alimentos proteicos y sexo: el marido que la obliga a tener relaciones y luego pide el divorcio (el único mueble en escena es un colchón); el cuñado, un artista visual, fascinado por su transformación vegetal, al punto de desear pintarla cubierta de flores y poseerla; y su hermana, que insiste en verla como una enferma y trata de que reciba tratamiento.
La obra mantiene la esencia del relato de Kang, aunque sin la crudeza y el dolor que caracterizan las páginas de la autora, enfocándose en las perspectivas de los otros personajes que tratan de entender lo inalcanzable de Yeong-hye.
Al igual que en la novela, la obra no presenta tres monólogos, sino esencialmente tres relatos en tercera persona cargados de decepción y resignación, que los tres actores interpretan durante dos horas con una actuación carente de vitalidad y de tono uniforme: desde el marido Gabriele Portoghesi, al cuñado Paolo Musio, y la hermana interpretada por la misma Deflorian, quien muestra algo más de culpa e incomodidad.
Sin embargo, el papel de la vegetariana, interpretado por Monica Piseddu, aporta toda su fisicalidad y desnudez, una identificación interior y exterior del personaje con movimientos mínimos, casi oníricos, que reflejan la indefinición del espectáculo, en un rechazo a la tensión dramática o teatral, incluso en la narración misma, que deja algunas dudas.
Sin embargo, los largos aplausos al final vieron a los intérpretes salir con una planta verde en un vaso de agua en la mano.
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