Bajo el título "Chefs d'oeuvre de la Galerie Borghèse" (Obras maestras de la Galería Borghese), lo que se presenta como uno de los grandes acontecimientos culturales de la rentrée parisina -el «Muchacho con cesta de fruta» de Caravaggio figura en el cartel- coincide con la campaña de modernización del museo romano.
Esto ha permitido trasladar temporalmente los cuadros de las orillas del Tíber a las del Sena.
"Por primera vez tenemos la oportunidad de visitar la colección de Scipione Borghese en el extranjero", declaró en una nota Francesca Cappelletti, directora de la Galería Borghese y comisaria de la exposición junto a Pierre Curie.
"Es como si la colección que Scipione Borghese reunió a principios del siglo XVII viajara a París, algo que, en la época barroca, habría suscitado un gran entusiasmo, incluso teniendo en cuenta el aura de la colección ya en 1620", añade la experta, asegurando que lo que espera a los visitantes es nada menos que un "vértigo: obras excepcionales, Rafael, Caravaggio, Bernini...
procedentes de otro contexto".
Dirigiéndose al público francés, Cappelletti explica que la Galleria Borghese "es única porque sigue dando la idea de una colección barroca que abarca todas las épocas, y es también un lugar maravilloso para el neoclasicismo europeo".
Un espacio cercano a una máquina del tiempo, donde se encuentra la antigüedad clásica romana, las grandes pinturas del Renacimiento y del Barroco, en medio de los mármoles, frescos y decoraciones originales que acompañan a las obras. También es un ejemplo de un lugar tal y como existía en la época: la villa extramuros. Un lugar de retiro y concentración en la belleza de las artes, primera expresión del museo como centro de recreación del espíritu y de aprendizaje".
En París se expondrán obras maestras absolutas como "El niño de la cesta de fruta" de Caravaggio, "Retrato de hombre" de Antonello da Messina, "La dama del unicornio" de Rafael o "Venus vendando los ojos al amor" de Tiziano. Pero la exposición también será una oportunidad para rendir homenaje a pintores menos conocidos en Francia, como Annibale Carracci, Guido Reni, Cavalier D'Arpino y Jacopo Bassano.
Acompañan a los cuadros italianos los procedentes de la colección permanente del museo Jacquemart-André, una de las más notables colecciones renacentistas fuera de Italia, lo que lo convierte en un museo "casi italiano".
Donado en 1912 por la coleccionista y pintora Nelie Jacquemart-André al Instituto de Francia, el museo-palacio del bulevar Haussmann, a dos pasos del Arco del Triunfo, estaba cerrado al público desde el 1 de septiembre por obras de restauración.
La campaña afectaba, en particular, a la monumental escalera de doble hélice, el fumoir y el fresco del comedor, pintado originalmente por Giambattista Tiepolo para Villa Contarini, en Mira, provincia de Venecia, y posteriormente retirado y montado de nuevo en Francia.
Además de la rica colección permanente, con numerosos cuadros del Renacimiento italiano, el museo acoge regularmente exposiciones temporales, como la del año pasado dedicada a Giovanni Bellini.
La institución espera ahora poder volver a acoger de la mejor manera posible a los cerca de 400.000 visitantes anuales procedentes de todo el mundo, respetando la voluntad y los deseos de los coleccionistas, Nelie Jacquemart y Edouard André, a quienes se debe este precioso cofre del arte europeo en el corazón de París.
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