Wolfgang Rihm tenía 22 años cuando imaginó un enorme martillo para abrir la pieza "Dis-Kontur". Y ese instrumento inédito, con un sonido sordo, casi aterrador, y un ritmo insistente, en el escenario da voz a una especie de presagio: "son 51 golpes, para ser precisos, si contamos solo los del martillo. Pero Rihm nunca explicó el significado de su música, y nos toca a nosotros interpretarla. Tiene que ver con el destino del hombre, en sus aspectos más difíciles", explica a ANSA el director de la orquesta, Riccardo Chailly.
En la sala también estaban presentes el embajador italiano Armando Varricchio y varios diplomáticos italianos.
"El impacto emocional con la pieza de Wolfgang Rihm fue muy fuerte", contó Chailly, "porque recordemos que el compositor falleció hace menos de un mes". "Lo había llamado precisamente para invitarlo a este concierto. Y fue también la última vez que hablamos".
Así se explica ese homenaje desde el escenario, cuando el director mostró al público la partitura, después de haberla ejecutado de manera magistral.
"Esta pieza genial, clamorosa, valiente y absolutamente revolucionaria es de 1974. Y el lenguaje de Rihm suena hoy completamente actual", añadió sobre la obra del compositor alemán.
"Parece escrita hace un mes: no ha envejecido. Es una pieza que desde su nacimiento miró hacia adelante, y llega hoy en 2024 con una frescura e impacto emocional extraordinarios".
Con un programa para expertos, dedicado a la música de los más radicales innovadores del siglo XX - "Quatre dédicaces" de Luciano Berio, "Dis-Kontur" de Wolfgang Rihm, y la Suite "Dafnis y Cloe" de Maurice Ravel - los músicos de La Scala literalmente entusiasmaron al público.
Y Chailly recibió los aplausos con las manos sobre el pecho, después de haber destacado a toda la orquesta con su exquisita cortesía.
Luego también tuvo palabras de elogio para quienes lo escucharon: "En una ciudad como Berlín, que ofrece tanto a la música, tenemos un público extremadamente entrenado para escuchar", comentó. "Y esto se debe a la cantidad de música que ofrece este teatro extraordinario, que se suma a muchas otras salas en Berlín. Así que ejecutar a Rihm, Berio, Ravel, es maravilloso... ¡no podría ser mejor!"
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