No todos nacieron el mismo día, pero esa es la fecha
de su renacimiento.
Y el 3 de octubre cumple años Davide Lomma, un joven
director de Pesaro que conoció a estos hombres y mujeres y
decidió contar su historia.
De ahí nació el documental "La
última isla", premiado por el público en el Biografilm de
Bolonia, que desde septiembre se encuentra en auto-distribución
en las salas italianas.
Una noche, un grupo de lampedusanos sale con su habitual
barca, la Gamar, y pasa allí la noche. Después de unas pocas
horas, son despertados por los gritos de decenas de hombres en
el mar. Era 2013, la mañana de uno de los naufragios más
dramáticos del Mediterráneo en nuestro siglo.
"Hemos recopilado muchísimo material y hecho otras
entrevistas, pero al final elegimos un único punto de vista, el
de estos amigos que se encuentran salvando vidas por casualidad
y pasan los años siguientes tratando de superar esta tragedia",
explica Lomma a ANSA.
Una herida indeleble para personas que, a su vez, habían
'inmigrado' a Lampedusa, algunos desde otras zonas de Sicilia,
otros incluso desde el norte de Italia.
"Cuando se lee sobre ese naufragio, solo se habla del
accidente - reflexiona el autor - pero yo quería contar la
humanidad de la historia". Trescientos sesenta y ocho muertos
confirmados, veinte desaparecidos presuntos, ciento cincuenta y
cinco personas salvadas.
De los sobrevivientes, casi un tercio fueron rescatados por
estos amigos que transformaron una pequeña barca de pesca en un
medio de ayuda.
En la película, los protagonistas hablan libremente,
regresan a ese dramático amanecer, pero el espectador ni
siquiera ve un clip del naufragio. Las imágenes, sin embargo, se
crean en la imaginación gracias a palabras penetrantes y
emociones aún vivas.
La magia del storytelling, que permite ir más allá del
sensacionalismo y superar la triste habituación actual a las
muertes en televisión.
"Hay muchos videos de ese día, pero elegí no usarlos,
explica el director, quería que la sensación fuera la de
escucharlos hablar alrededor del fuego, sin la pornografía del
dolor a la que todos estamos expuestos diariamente, aunque es
una elección anti-comercial".
"Desde 2017 en adelante, hemos regresado dos o tres veces al
año para hacer filmaciones, continúa, me inspiré en la
antropología visual, hice mucha investigación de campo y al
final intenté devolver el punto de vista insular", el de "la
última isla", lugar de frontera, pero también el último sitio
visto por miles de muertos en el mar.
El objetivo es también generar un diálogo más sobre
cuestiones humanas que ideológico, ya que a once años de la
tragedia, el drama no da señales de detenerse.
"Ya en la primera proyección, en Biografilm, vimos que se
desencadenó un debate particularmente acalorado - cuenta Lomma -
y eso es exactamente lo que quiero, que se cree una discusión".
De ahí el deseo de llevarlo al cine en esas noches que
cierran con un evento final y, por qué no, "también me gustaría
que se incluyera en los cine-foros de las escuelas", concluye el
director.
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