A partir de hoy, todos los lunes, llega a las redes sociales del Ministerio de Cultura "Descubre los tesoros de la #Cultura y explora la belleza de nuestro patrimonio", una especie de columna que cada semana propondrá el descubrimiento de nuevos destinos, a menudo ignorados por el gran público.
Esta semana el foco de atención del MIC se centra en el Códice de Santa Marta conservado en el Archivo Estatal de Nápoles, una colección de escudos de reyes y reinas y de un gran número de nobles, registrados, entre 1400 y 1600, en una prestigiosa hermandad, el Collegium Disciplinatorum Sanctae Marthae, que tenía su sede en la iglesia del mismo nombre, ubicada en el antiguo centro de Nápoles.
El Códice, restaurado en 2001 por el Centro de Fotorreproducción, con ecuadernación y Restauración del Archivo del Estado, está ensamblado mediante hojas de pergamino en las que se iluminaban los escudos de los ilustres miembros de la Cofradía, desde los últimos angevinos hasta los soberanos aragoneses, desde los virreyes españoles hasta los representantes de las principales familias del Reino.
El Código se conservó entre las cosas notables de la Cofradía durante todo el siglo XVII y estuvo al cuidado del sacristán de la iglesia de Santa Marta, escapando milagrosamente del incendio y saqueo que destruyó todo lo que había en la iglesia en 1647. Fue descrito en detalle por Giulio Biondo, que vivió a mediados del siglo XVII, en un manuscrito, también conservado en la biblioteca de los Archivos del Estado.
Una vez que dejó de existir la Cofradía de Santa Marta en 1742, no hubo más noticias del Códice y del manuscrito, que siempre han viajado juntos, durante aproximadamente un siglo.
Solo en un documento fechado el 8 de marzo de 1842, conservado en la Biblioteca Nacional de Nápoles, leemos que la valiosísima colección de escudos y el manuscrito en papel fueron donados a la Biblioteca Real Borbónica, detalla el MIC en su página web.
Evidentemente, la Biblioteca no tuvo que adquirirlos, si hay noticias de la compra por parte del Archivo en 1848: el códice y el manuscrito estaban en posesión del librero Raffaele Barone y fueron vendidos por sesenta ducados.
Testimonio histórico relevante para la evolución de la cultura figurativa del sur, el Códice resulta particularmente interesante para el estudio del arte de la miniatura que, a partir de Montecassino, fue transmitido lentamente a Roma, Florencia y Siena, para luego llegar a Nápoles, donde estuvo fuertemente influenciado por la cultura toscana.
En particular, los críticos han atribuido el escudo de René d'Anjou a Leonardo da Besozzo y a Jean Fouquet, el famoso miniaturista de Tours, el escudo de Alfonso de Aragón. Una clara influencia franco-flamenca también se encuentra en el escudo de Pietro Ruiz de Corella.
La influencia del arte florentino, que se extendió a Nápoles hacia 1470 gracias a las estrechas relaciones culturales que los aragoneses mantenían con los Medici, se encuentra, sin embargo, en los escudos del cardenal Giovanni d'Aragona, de Luca Sanseverino, príncipe de Bisignano, de Antonello Sanseverino, príncipe de Salerno, de Giovanni Sanseverino, conde de Tursi y de Pirro del Balzo, duque de Venosa, todos atribuidos a Cola Rabicano.
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