Entre esas obras, la más preciosa, la más sagrada para el cristianismo, es el altar del Calvario del Santo Sepulcro, realizado por Domenico Portigiani, Giambologna y Pietro Francavilla, y donado en 1578 por el Gran Duque de Toscana, Fernando I de Medici, para custodiar la Piedra de "la Unción".
Se trata de un lugar donde se realizan misas y es una de las estaciones del Vía Crucis.
Tiene un valor espiritual inestimable y, por primera vez en casi cinco siglos, salió de Jerusalén hacia un lugar desconocido en Italia donde, desde abril, fue restaurado.
Luego, a partir del 12 de septiembre, estará expuesta hasta el 8 de enero de 2025 en el museo florentino de Marino Marini.
Se colocará en la Capilla Rucellai, obra maestra del Renacimiento de Leon Battista Alberti inspirada en el Santo Sepulcro, en la exposición "El tesoro de Tierra Santa en el Museo Marino Marini. La belleza de lo sagrado: el Altar de los Medici y los dones del Rey", comisariada por Leyla Bezzi y Jacques Charles-Gaffiot Además del altar, en el museo se exponen 109 obras de arte sacro, procedentes de Jerusalén y de prestigiosos museos e instituciones italianas, que permiten hacer un viaje a través de siglos de fe y mecenazgo.
"Alojar en Florencia los tesoros de uno de los lugares simbólicos de las tres confesiones religiosas representa un motivo de orgullo para nuestro museo - comentó Carlo Ferdinando Carnacini, presidente de la Fundación Marini San Pancrazio.
"Más que una exposición, es un gran acontecimiento para la presencia de tesoros de valor incalculable, en un museo capaz de promover el diálogo entre diferentes lenguajes artísticos y acercar al público a la belleza del arte".
También se pueden admirar los obsequios ofrecidos por Carlos de Borbón, rey de Nápoles, como prueba de la generosidad y profunda devoción de sus mecenas.
Entre las obras, el frontal de altar en plata y oro, realizado en 1731 por el maestro orfebre napolitano Gennaro De Blasio, y otras nunca antes expuestas, como los dos lienzos que representan a San Francisco de Asís y a San Antonio de Padua, pintados por Francesco De Mura en el siglo XVIII.
"La visita al Museo Marini comienza en el edículo encargado por Paolo Rucellai para la antigua iglesia de San Pancrazio y continúa con una peregrinación simbólica hacia los lugares de Tierra Santa, a través de siglos de devoción religiosa y ostentación política", explicó el curador científico, Jacques Charles-Gaffiot.
En efecto, en el museo florentino los visitantes podrán recorrer el itinerario seguido por los peregrinos durante las etapas del viaje hacia Jerusalén, a través de grabados extraídos, por ejemplo, del "Libro de las Crónicas" de Breydenbach, que retratan los puertos de Venecia y Ancona, la de Jaffa, hasta la vista panorámica de la Ciudad Santa.
Al finalizar la exposición toda la colección regresará a Jerusalén en el Museo Terra Sancta del convento de San Salvatore.
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