Todo el mundo sabe que Charlie Watts fue uno de los mejores bateristas del mundo, muy pocos saben que también era un ávido coleccionista de libros raros.
Desde un ejemplar de El gran
Gatsby firmado por Francis Scott Fitzgerald hasta una edición de
18 poemas de Dylan Thomas entregada a dos amantes diferentes,
integran la colección.
Watts murió a los 80 años en 2021.
Según los expertos de
Christie's, encarna dos tipos de coleccionista: el que busca
tener series completas de objetos en el centro de su pasión,
pero también el ecléctico, que busca perpetuamente piezas
únicas, siempre dentro del tema de su interés.
"Watts estaba orgulloso de tener las primeras ediciones de
todo lo que P.G. Wodehouse había escrito", explica el
especialista en libros y manuscritos de la casa de subastas,
Mark Wiltshire, que catalogó la biblioteca para la venta.
"Tenía casi todos los libros de Evelyn, Waugh y Agatha
Christie, ambos escritores muy prolíficos", agregó.
El ecléctico Watts buscó, en cambio, volúmenes que poseían
dueño en el pasado y que, en su interior, contenían una sorpresa
en las dedicatorias de los autores: desde este punto de vista,
incluso si la biblioteca no hubiera pertenecido a ninguno de los
Rolling Stones, según Wiltshire sería considerado el mejor de su
tipo vendido en subasta durante los últimos 25 años.
Según Paul Sexton, autor de la biografía Charlie's Good
Tonight Watts "siempre ha sido un ávido lector", pero su amor
por la imprenta tenía sus raíces en su pasión original por el
jazz cuando era adolescente. Por tanto, no es casualidad que el
ejemplar firmado de "El gran Gatsby", novela que es también un
canto a la era del jazz, sea el plato fuerte de la colección: la
dedicatoria es a Harold Goldman (guionista de Mgm e inspiración
del personaje de Gatsby en la novela), con un "gracias por
permitirme revelar estos secretos de su pasado. Desde la celda
número 17 de Alcatraz".
La estimación es de 200.000 a 300.000 libras esterlinas.
Alcatraz era el término jocoso con el que Fitzgerald había
apodado el espacio de los estudios MGM donde trabajaban él y
Goldman y 17 era el número de su oficina. La era del jazz en
Estados Unidos también coincidió con los años dorados de las
historias de detectives en Gran Bretaña.
No sorprende que la colección esté llena de novelas de
detectives de las décadas de 1920 y 1930, con Agatha Christie a
la vanguardia, junto con historias de espías de Eric Ambler y
John Bucha, junto con los equivalentes estadounidenses de
Dashiell Hammett y Raymond Chandler.
Entre las curiosidades, un par de volúmenes titulados
"Pregúntale a un policía" y "El almirante flotante: son obra del
'Detection Club', un grupo de escritores policiacos entre los
que se encuentran Christie, Dorothy Sayers y Anthony Berkeley,
que aportaron cada uno un capítulo hasta la solución del
misterio.
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