Poco después del despegue, Spectrum, un cohete de dos etapas desarrollado por la startup alemana Isar Aerospace, comenzó a tambalearse, giró y luego cayó con una fuerte explosión.
Según
Isar Aerospace, el cohete volvió a caer al agua y "la plataforma
de lanzamiento parece estar intacta".
El lanzamiento generó "toneladas de datos que ahora los
equipos pueden evaluar y aprender", dijo un comentarista de Isar
Aerospace en YouTube.
La policía regional dijo que no se reportaron daños a
personas o propiedades después de la caída del cohete.
Un cohete orbital es un vehículo de lanzamiento capaz de
colocar una carga útil, como un satélite, dentro o más allá de
la órbita de la Tierra.
Antes del lanzamiento, que fue pospuesto
varias veces debido a las condiciones climáticas, Isar Aerospace
dijo que tenía pocas esperanzas de alcanzar la órbita terrestre
en el primer intento.
El cohete sin tripulación fue anunciado como el primer
intento de vuelo orbital desde Europa, donde varias naciones,
incluidas Suecia y Gran Bretaña, han dicho que quieren una parte
de un mercado creciente para misiones espaciales comerciales.
Antes de este lanzamiento, a principios de 2023 se había
realizado en Gran Bretaña un primer intento de vuelo orbital
desde Europa, liderado por Virgin Orbit del multimillonario
Richard Branson. A diferencia de Isar Aerospace, la compañía no
utilizó una plataforma de lanzamiento, sino un Boeing 747 para
lanzar un cohete en altitud. El resultado fue el fracaso.
Fundada en 2018 en Múnich, Isar Aerospace es una de las
jóvenes promesas de la nueva economía espacial. En comparación
con Estados Unidos, que cuenta con grandes empresas como SpaceX
de Elon Musk y Blue Origin de Jeff Bezos, en Europa el proyecto
"New Space" está todavía en sus inicios.
Además de Isar Aerospace, las empresas alemanas Rocket
Factory Augsburg (RFA) y HyImpulse, las francesas Latitude y
MaiaSpace (filial de Arianegroup) y la española PLD Space están
inmersas en una carrera para establecerse en el sector europeo
de los micro o minilanzamientos.
Privada del acceso a los cosmódromos y lanzadores rusos
debido a las graves tensiones con Moscú, Europa se encuentra
ahora en una situación delicada. Paralelamente a los lanzadores,
nacieron numerosos proyectos de puertos espaciales europeos,
desde las Azores portuguesas hasta las Islas Shetland
británicas, pasando por And›ya o Esrange en la vecina Suecia, a
menudo decididos a ser los primeros en lanzarse.
And›ya, que se autodenomina "el primer puerto espacial
operativo de Europa continental", presenta su ubicación en el
Ártico como ideal para lanzar satélites polares o
heliosincrónicos, es decir, satélites que sobrevuelan cualquier
punto del planeta a la misma hora solar local todos los días.E
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