"El pico alcanzó la clase G4, por lo tanto bastante intenso, ya que la clasificación de las tormentas geomagnéticas se hace en una escala que va del G1 al G5", dijo a ANSA Mauro Messerotti, profesor de Meteorología Espacial de la Universidad de Trieste.
"La tormenta aún continúa, pero en proceso de decaimiento - agregó el experto - de hecho ha disminuido a la clase G3".
El evento fue causado por una eyección de masa coronal, la llamada Cme, es decir, un chorro de material en forma de plasma a menudo asociado con llamaradas, que cuando llega a la Tierra perturba su magnetosfera, generando el espectáculo de la aurora boreal a latitudes más bajas de lo habitual.
Si esas llamaradas son lo suficientemente intensas, también pueden producir apagones, perturbaciones en las transmisiones de radio y problemas con los satélites y los sistemas de navegación por satélite.
La Cme responsable de la tormenta de esta noche fue liberada por el Sol el pasado 14 de septiembre a las 19.29 GMT, durante una colosal llamarada de clase X, la más potente.
En particular, la llamarada fue clasificada como X4,5, ya que cada letra también está asociada a un número del 1 al 9: esto la convierte en la quinta más potente del actual ciclo solar. Para ayudar a la tormenta geomagnética en curso, se añadió un agujero coronal ubicado en el lado del Sol que mira hacia la Tierra.
Los agujeros coronales son áreas donde la corona solar es temporalmente más oscura y fría que las áreas circundantes, y donde el campo magnético abierto permite que el viento solar "escapa" más fácilmente al espacio.
"Este agujero coronal es el origen del rápido viento solar que aceleró la CME", afirmó Messerotti.
"Su velocidad alcanzó los 581 kilómetros por segundo", concluyó.
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