No es la primera vez que se identifica una asociación entre una proteína y una mejor predisposición a vivir más y más saludablemente.
Un estudio anterior coordinado por Annibale Puca, del grupo MultiMedica de Milán, y Paolo Madeddu, de la Universidad de Bristol, había identificado el papel de la proteína BPIFB4, en su variante Lav, en los centenarios.
Ahora, gracias a un trabajo cuyos resultados han sido publicados en la revista Nature Communications, el equipo danés ha identificado un nuevo factor que prolonga la vida: "una proteína que existe en varios animales, como la mosca de la fruta, el gusano de seda y los seres humanos", dice Lene Juel Rasmussen, autora principal del nuevo estudio.
Los investigadores descubrieron a Oser1 estudiando un grupo más grande de proteínas reguladas por el factor de transcripción maestro Foxo, conocido como el centro regulador de la longevidad.
"Encontramos 10 genes que, cuando manipulamos su expresión, cambiaban la longevidad. Decidimos centrarnos en uno que parecía tener una influencia mayor, el gen Oser1", dice Zhiquan Li, primer autor del nuevo estudio.
Tras estudiarlo en modelos animales, los investigadores se centran ahora en el papel del gen en humanos, "pero hasta la fecha se ha publicado muy poco al respecto", señalan.
El objetivo es que la identificación proporcione nuevos objetivos farmacológicos para enfermedades relacionadas con la edad, como las enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas.
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