El identikit del espinosaurio que poco a poco está resurgiendo de las arenas del desierto marroquí tras casi una década de excavaciones, está a medio terminar.
Mientras se perfilan las patas traseras, la cola y el lomo con su peculiar "vela", aún quedan por recuperar el cuello, el cráneo y sobre todo las patas delanteras, nunca encontradas hasta el momento en ningún otro ejemplar en el mundo.
Así lo explica el paleontólogo Cristiano Dal Sasso del Museo de Historia Natural de Milán que, después de haber participado en la última expedición internacional en noviembre, espera poder empezar de nuevo lo antes posible, quizás ya a principios de año nuevo, incluso si persiste la incertidumbre sobre la financiación.
"Hay un gran entusiasmo porque se trata del esqueleto más completo del mundo del género Espinosaurio: estamos hablando de un ejemplar subadulto de 11 metros de largo y compuesto por alrededor de 300 huesos, que fueron desarticulados y dispersados ;;por la corriente del río", explica el experto a ANSA.
Los restos de este gran depredador acuático, que vivió en el norte de Africa hace unos 95 millones de años, "están dispersos en una superficie de más de 200 metros cuadrados y no existe ningún instrumento mágico que pueda decirnos exactamente dónde están: para descubrirlo tenemos que retirar metros cúbicos de roca, un trabajo difícil teniendo en cuenta que el depósito fosilífero se encuentra en la base de un talud", dijo.
La temporada favorable para las excavaciones en el desierto va de noviembre a abril, por lo que "esperamos poder encontrar la financiación para regresar a Marruecos lo antes posible, ya sea en enero o febrero. No hablamos cifras asombrosas - subraya Dal Sasso - sino de unos 30.000 euros para un equipo de diez personas".
Estas expediciones suelen estar financiadas en un tercio por organismos institucionales (universidades y museos que reembolsan los gastos de sus empleados) y dos tercios por patrocinadores privados. Estos últimos sirven para cubrir los costes de los equipos de excavación, el alquiler de vehículos todoterreno y para pagar las comidas y pernoctaciones de todos aquellos investigadores que participan en las excavaciones de forma personal y gratuita.
"Es un problema que los italianos sentimos más que otros - continúa el paleontólogo - porque muchos jóvenes en nuestro país no pueden obtener un contrato profesional en universidades y museos: basta pensar que en la última expedición, de ocho investigadores italianos, Yo era el único que recibía un salario por ser paleontólogo".
Su valioso trabajo continuará en los próximos meses para estudiar los hallazgos del Espinosaurio y hacer una copia digital imprimible en 3D.
"Entre nuestros objetivos - concluye Dal Sasso - está también el de exponer una copia del esqueleto en el Museo de Historia Natural de Milán. Esperamos que algún financiero venga a apoyarnos".
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