Los pájaros en Acapulco enmudecieron de pronto tras el paso devastador del huracán Otis el pasado 25 de octubre en este paraíso turístico del sur de México, un "silencio ensordecedor" que a juicio de los científicos es un mal presagio del daño causado a la flora y la fauna de esta zona costera.
"Te fijaste que ya no se oye cantar a los pajaritos por las mañanas?", dijo Javier, un hombre de 55 años, dedicado a vender baratijas a los turistas en la bahía de la ciudad, de un millón de habitantes, de piel curtida por el intenso sol tropical mientras hacía fila en una cocina comunitaria operada por el Ejército.
El comentario fue materia de muchas conversaciones entre los habitantes del puerto luego del golpe del fenómeno natural, que con vientos de más de 300 kilómetros por hora, provocó hasta ahora la muerte de 46 personas, dejó más de un millón de damnificados y causó más de 15.000 millones de dólares.
La razón, según los especialistas, no sólo es que el huracán mató miles de animales de todo tipo, sobre todo aves, sino también que muchos pájaros que alcanzaron a huir a tiempo ya no tienen lugares para posarse y pernoctar.
Se estima que el 85% de árboles y palmeras de Acapulco desaparecieron o resultaron seriamente dañados por efecto de la furia de Otis, dijo el director de Areas Verdes del municipio Omar Hernández.
El sitio digital Meteored Tiempo.com señaló que imágenes obtenidas vía satélite antes y después del impacto de Otis, muestra que el paisaje de Acapulco, que está al pie de montañas escarpadas y rodeado de bosques tropicales secos, "cambió de una vegetación exuberante y verde a marrón".
"Los huracanes frecuentemente afectan y perturban los bosques templados y tropicales en las regiones costeras de América del Norte y Central. Los fuertes vientos arrancan las hojas de los árboles y rompen las ramas, y grandes cantidades de lluvia combinadas con el viento facilitan el arranque de árboles de los suelos húmedos", señaló.
"El daño a la vegetación en las montañas en las afueras de Acapulco es especialmente notable en estas imágenes. Los árboles en elevaciones elevadas y en pendientes pronunciadas tienen más probabilidades de sufrir daños durante las tormentas porque están más expuestos a las altas velocidades del viento", expuso.
El portal dedicado a temas meteorológicos cita a Jess Zimmerman, profesora de Ecología de la Universidad de Puerto Rico, ha estudiado cómo cambia la composición de los árboles después de los huracanes y dijo que luego de revisar dichas imágenes, señaló que los daños son "sin duda por culpa del huracán".
La experta recordó que, usando el mismo sistema satelital para estimar los daños a los bosques causados por el huracán María, categoría 4 que devastó a Puerto Rico en septiembre de 2017, se constató que "casi una cuarta parte de la biomasa forestal se perdió en la tormenta y que las zonas de elevadas precipitaciones sufrieron los mayores daños".
"Los aumentos en la intensidad y frecuencia de los ciclones tropicales pueden reducir la capacidad de los bosques tropicales para secuestrar carbono", afirmó.
Las imágenes satelitales que difundió Meteored en efecto evidencian que antes del huracán había una franja muy amplia del lado oriental de Acapulco, donde se ubica una cadena de montañas, llena de árboles y zonas verdes que se torna marrón después de Otis.
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