Difícil elegir la más bella entre las historias de solidaridad, amor, altruismo, sentido cívico, pasión por el estudio de los 29 jóvenes y jovencísimos abanderados de la República que el presidente Sergio Mattarella eligió premiar el 13 de mayo en el Quirinale. Cierto es maravillosa aquella de Lorenzo, 16 años solamente, que descubre una estrella variable.
Esto es, una estrella que, por causas físicas, varia su luminosidad en el tiempo. Un estrella -reconocida y censada por el ente internacional para las estrellas variables de la American Association of Variable Star Observer- que ahora lleva su nombre.
Pero no se puede hacer una clasificación. Emanuele regresa de la escuela en un tren regional, oye a un hombre decir en rumano que quiere matar a su novia: conoce el idioma y frustra el asesinato. Selim tiene 17 años, ve a una señora que se desploma al bajarse del autobús y le salva la vida con un masaje cardíaco: siente tal alegría que decide hacerse voluntario de la Cruz Roja. Marta tiene 15 años y transforma el dolor de una enfermedad muy grave en fuerza para ayudar a los demás.
Y Giulia, que ama la poesía, hace de ella un lenguaje para hablar de democracia, igualdad de género, medio ambiente. Con música, Letizia y Sofía brindan alivio, una a los desplazados tras la inundación en Emilia-Romaña, la otra a quienes sufren la opresión y la ilegalidad en Sicilia.
Son las grandes historias de vidas pequeñas que Mattarella espera que se conviertan en un ejemplo, un modelo, en tiempos oscuros de egoísmo, violencia, opresión y guerras.
Sebastiano tiene 9 años, pero es lo suficientemente mayor para comprender que si corre dos kilómetros por el sendero de montaña donde su padre se desmayó, si pide ayuda, lo salvará.
Irene, 10 años, aprende ucraniano para ayudar a un niño que huyó de la guerra con el que comienza a compartir la merienda y luego comparte su vida.
A los 14 años, Giovanni es voluntario de Save the Children.
"El objetivo de una sociedad más inclusiva también se puede alcanzar a través de la sencillez de pequeños gestos silenciosos", se lee en las razones dadas por el Quirinale que concedió a la joven scout Adele el reconocimiento por su ayuda diaria a un compañero discapacitado.
Alfonso llega a la Feria Internacional del Libro de Turín escribiendo una historia de penurias y renacimiento, la misma que vivieron muchos jóvenes y muy jóvenes tras el confinamiento forzoso a causa del COVID. Michele, de Apulia, 18 años, lee libros a los mayores para hacerles compañía. Matteo es sólo uno de los muchos jóvenes voluntarios de Romaña y Toscana que se pusieron a disposición de la comunidad después de las violentas inundaciones que devastaron Emilia-Romaña y Toscana. Y el pequeño Matteo, de 9 años, saca rápidamente del acelerador. la pierna del padre abatido por un desmayo en el coche y alcanza el pedal del freno, deteniendo la carrera y salvando dos vidas.
Tres placas para "acciones colectivas" de solidaridad: como la de los niños del 5A de Trasacco, en la provincia de L'Aquila, en una visita escolar a Roma, que deciden interrumpir el viaje cuando se dan cuenta de que un compañero suyo de clase discapacitado, debido a una falla en el estribo del autobús, no puede seguirlos en la ciudad en su silla de ruedas. Los niños se niegan a bajar sin su amigo, se niegan a separarse de él.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA