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El retorno del grupo ante las grandes crisis globales

Semanas cruciales para la paz bajo la presidencia italiana.

CAPRI, 17 ABR -, 17 abril 2024, 11:41

Redaccion ANSA

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La última cumbre de líderes del grupo, en Japón. - TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

(ANSA) CAPRI - Por Stefano Polli - Las grandes crisis globales de principios del milenio han reagrupado a los siete Grandes y reforzado el papel del G7 en los nuevos equilibrios geopolíticos. La guerra en Ucrania, el conflicto en Gaza, las tensiones entre Irán e Israel están cambiando rápidamente lo poco que quedaba del antiguo orden mundial surgido al final de la Guerra Fría.
    Pero la aceleración de estos años, con la evidente construcción de un mundo dividido en dos frentes opuestos, ha obligado al G7 a ser más concreto y ha dado un sentido claro a las reuniones de un organismo que en el pasado, se destacó más por declaraciones grandilocuentes que por decisiones sobre el terreno.
    En Capri, los ministros de Relaciones Exteriores hablan sobre las sanciones a Irán, confirman una postura común de apoyo a Ucrania y una posición clara sobre Gaza.
    Son pasos importantes en un panorama geopolítico que tiene cada vez menos puntos de referencia y mientras el multilateralismo de hecho ya no existe, condenado por las guerras y por una crisis vertical del papel de la ONU que el mundo realmente no necesitaba.
    El G7 es una institución occidental y, por lo tanto, desde aquí no puede surgir el diálogo con China, Rusia e Irán, suponiendo que un diálogo, por muy deseable que sea, sea posible en esta etapa.
    Pero encontrar el hilo conductor entre las diversas sensibilidades de lo que una vez se llamó Occidente es importante en un momento en el que es crucial mostrar a Moscú y Teherán posiciones claras y sin muchas sutilezas. No siempre ha sucedido. Pero es necesario ahora en un mundo que se está dividiendo en dos bloques.
    Por un lado, hay países que creen en los valores de la democracia, que apoyan la defensa de Ucrania y respaldan a Israel contra Hamás, aunque con críticas legítimas y aun ásperas a la conducción de la guerra por parte de Netanyahu. Por otro lado, un grupo de países que se referencian en China y Rusia.
    En el medio, una zona gris de países con posiciones cambiantes, el Sur global y grandes nuevas realidades como India. Las guerras en Ucrania y Gaza han hecho evidente este cambio. Una curva de la historia que aún no hemos recorrido completamente.
    El camino del G7 se inició de hecho como resultado de una emergencia a mediados de la década de 1970 con el shock petrolero y la consiguiente crisis económica. Los seis Grandes -Canadá se unió unos años después- se reunieron en un formato nuevo y sin precedentes en el castillo de Rambouillet, cerca de París, por iniciativa del presidente francés Valéry Giscard d'Estaing y del canciller alemán Helmut Schmidt.
    Durante mucho tiempo, el G7 fue un foro de diálogo e intercambio de ideas en reuniones que se denominaron "de chimenea" para dar una idea del formato informal de las reuniones.
    Posteriormente, a los temas económicos se sumaron los políticos y las reuniones se volvieron más concretas con la idea de crear políticas comunes. Hasta el punto de involucrar a Rusia con la histórica invitación a Mijaíl Gorbachov en 1991.
    Desde 1998, Rusia fue formalmente admitida en el foro, que se convirtió en un punto de encuentro entre Occidente y Oriente.
    Después de la invasión de Ucrania por parte de Moscú en 2014, Rusia fue excluida del grupo. La presidencia de Trump luego restó aún más prestigio y profundidad a las reuniones del G7.
    La guerra en Ucrania ha marcado el relanzamiento del papel de este organismo que, ahora, vuelve a ser un punto de referencia prioritario para las posiciones occidentales en coordinación con la Unión Europea.
    En este sentido, la presidencia italiana del G7 tiene una responsabilidad significativa entre Capri, donde el Ministro de Relaciones Exteriores Tajani preside la reunión de los jefes de las siete diplomacias, y Borgo Egnazia, donde la Primera Ministra Meloni presidirá, a mediados de junio, la cumbre de los jefes de gobierno.
    Entre nuevas tensiones, guerras y crisis que estallan repentinamente, son semanas decisivas para el diálogo y la paz en el mundo.
   

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