Lecce y Monza se guardaron lo mejor para el final y terminaron repartiendo puntos al empatar 1-1 con dos goles en tiempo adicionado, en el duelo que le dio continuidad a una trigésimo cuarta fecha del campeonato italiano que signó el descenso anticipado de Salernitana, el viernes.
El equipo de Salerno se despidió de la máxima categoría al caer por 2-0 en campo de un Frosinone que logró salir al menos provisoriamente de la "zona roja" de la tabla, de la que Lecce se aleja al sumar al menos un punto hoy en el estadio Via del Mare.
Parecía que serían tres cuando el montenegrino Nikola Krstovic convirtió un verdadero golazo en el segundo minuto adicionado por el árbitro Alberto Santoro que todavía celebraban los más de 27 mil aficionados de Lecce, pero Matteo Pessina, a los 96', decretó la igualadad desde los 12 pasos.
Un penal bien ejecutado por el jugador de Monza tras una falta que Santoro sancionó por una mano en el área de Lorenzo Venuti cuando agonizaba el duelo que, por cómo se dieron las cosas, terminó dejando un sabor agridulce en los aficionados locales.
El triunfo hubiese puesto a Lecce prácticamente a salvo, pero el punto le sirvió en esa lucha por la permanencia que ahora lo tiene con 36 unidades, a cuatro de distancia de Cagliari, su inmediato seguidor, a cinco de Hellas Verona, Empoli (ambos también con un partido menos) y Frosinone, y a a ocho de Udinese, que quedó en zona de descenso junto con Sassuolo (26) y Salernitana (15).
Monza quedó con 44 a dos de distancia de Torino, que lo precede, y a cinco de un Genoa que con un partido menos antecede en la tabla a Lecce, lejos de la zona de clasificación a las próximas Copas europeas cuando restarán otras cuatro jornadas para el final del campeonato.
El equipo de Luca Gotti no pudo celebrar su tercera victoria en fila tras las que había logrado frente a dos rivales directos en la lucha por la permanencia (Empoli y Sassuolo), pero superó un duro escollo pues el equipo de Raffaele Palladino supo darle algún dolor de cabeza a más de uno.
Hoy, Pessina comandó la primera llegada de riesgo en un partido que comenzó con ritmo lento y a los 7' habilitó a Alessio Zerbin para que enviara un centro al corazón del área local que un atento francés Valentin Gendrey despejó al tiro de esquina evitando el peligro.
Su compatriota Alexis Blin respondió con un remate por sobre el travesaño casi de inmediato y a los 17' volvieron a llegar con un centro que Krstovic no llegó a conectar por muy poco frente al arco defendido por Michele Di Gregorio.
Monza volvió a llegar con un remate del griego Giorgos Kyriakopoulos a los 21' que se fue apenas arriba de la valla de Wladimiro Falcone en un primer tiempo que se encendió sobre el final con una aproximación de Leonardo Colombo a los 43', quien no se animó a rematar y desperdició una buena ocasión para la visita, en tanto que el francés Rémi Oudin tuvo la última de ese capítulo, pero terminó chocando dos veces con la defensa visitante.
En el inicio del complemento, Lecce pareció más decidido y tras un balón perdido por Pessina, Krstovic sacó un remate cruzado a los 50' que se fue apenas ancho, ocasión que pareció ser un llamado de atención para Palladino, que de inmediato mandó a la cancha al bosnio Milan Djuric y a Andrea Colpani en reemplazó de Colombo y del argentino Valentín Carboni.
Gotti también respondió con dos modificaciones y apostó por el español Joan González y por Nicola Sansone, a los que luego se sumó el sueco Pontus Almqvist buscando darle más profundidad a los ataques de Lecce, que volvería a llegar en la agonía del tiempo reglamentario con un remate de Antonino Gallo que encontró bien parado a Di Gregorio.
Fue como presagio de lo que vendría, aunque habría que esperar al tiempo adicionado para que Krstovic rompiera la paridad con un tremendo disparo desde afuera del área que hizo delirar a los fanáticos de Lecce, que todavía celebraban cuando Monza les aguó la fiesta.
Y fue cuando Venuti, que había ingresado unos minutos antes, tocó el balón con el brazo, Santoro decretó el penal y Pessina estableció el 1-1 definitivo, que terminó siendo justo por lo que habían hecho ambos equipos en un partido que se encendió como esos niños que se encienden cuando llega la hora de irse a dormir.
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