El último diferendo es acerca de los incentivos a la contratación de jóvenes y mujeres y al bono de 100 euros que se pagará en enero, anunciados por la premier Giorgia Meloni.
Para la CGIL y la UIL se trata de anuncios publicitarios, "una estafa electoral, un insulto al sentido común", ataca Maurizio Landini. Se necesitan "medidas estructurales", insiste Pierpaolo Bombardieri.
Para la CISL, sin embargo, se trata de medidas "importantes", aunque todavía no sean suficientes: "Hay que hacer más", prosigue el debate con el ejecutivo, para aumentar los salarios y las pensiones y renovar todos los contratos. Y, como señalan al unísono, confirmar el recorte de los aportes fiscales.
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