(ANSA) - ROMAA 6 ENE - La Befana de la Policía Estatal
regresó nuevamente este año al Hospital Universitario A.Gemelli
de Roma, para ofrecer un momento de alegría a los niños
hospitalizados en los departamentos de pediatría de ese centro
de salud.
La Befana, una figura típica del folclore italiano, una
señora mayor que viste arapos y se desplaza en una escoba, pero
que no es una bruja, en este caso llegó a bordo del nuevo
Lamborghini Urus, acompañada por uniformados de la Policía de
Tránsito, de la Policía Postal y de la Jefatura de Policía de
Roma.
La visitante, tal como manda la tradición -con cierta
similitud a la de los Reyes Magos en Latinoamérica- llevó
peluches y dulces a los pequeños pacientes con la esperanza de
poder regalarles sonrisas y alegría y hacerles sentir la
cercanía y solidaridad de la Policía Estatal.
El profesor Antonio Ruggiero, director de la unidad
operativa del complejo de oncología pediátrica, y el personal de
enfermería y asistencia sanitaria del departamento dieron la
bienvenida a la Befana.
En el vestíbulo del hospital, niños curiosos y divertidos
se acercaron a la Befana quien, acompañada por la policía,
visitó algunos departamentos de pediatría. Giada, Sofia,
Tommaso, Bruno, Elena, entre el asombro y el miedo al ver a la
anciana legendaria, se olvidaron por unos instantes de las
terapias y se regalaron sonrisas y abrazos.
La iniciativa sigue a una actividad similar que tuvo lugar
estos últimos días en Roma en el Policlínico Umberto I y en el
Hospital San Camillo, donde los jóvenes pacientes recibieron la
visita de algunos policías que quisieron regalarles juegos y
dulces.
La Befana de la Policía Estatal también visitó a los niños
de los hospitales de Siracusa, Lentini y Avola, del hospital
Santa Maria dell'Olmo de Cava de' Tirreni, de los hospitales
"Vittorio Emanuele II" de Bisceglie y "L Bonomo" de Andria, del
hospital "Moscati" de Aversa, del Hospital Infermi de Rimini.
Según el cuento popular que en Italia pasa de generación
en generación, los Reyes Magos, de camino a Belén para llevar
sus presentes al Niño Jesús, al no conseguir encontrar el camino
correcto, pidieron ayuda a una anciana que los atendió y les
regaló dulces.
Entonces ellos pidieron que los acompañara en la búsqueda
del niño Jesús. A pesar de la insistencia de estos para que les
siguiese en su visita al pequeño, la mujer no salió de casa para
acompañarlos.
Más tarde, al arrepentirse de no haber ido con ellos, y
tras preparar un cesto con dulces, salió de casa y se puso a
buscarlos, sin conseguirlo. De esta forma se paró en cada casa
que encontraba a lo largo del camino, dando dulces a las
criaturas que encontraba, con la esperanza de que alguno de
ellos fuese el pequeño Jesús.
Desde entonces vagaría por el mundo haciendo regalos a los
niños para hacerse perdonar. (ANSA).