(ANSA) - ROMA 6 ENE - Está abierto el camino para comprender
por qué algunas vacunas confieren protección de por vida,
mientras que otras, como la que se aplica contra la gripe o el
Covid-19, producen anticuerpos que desaparecen al cabo de unos
meses.
La respuesta está en las células de la médula ósea
llamadas megacariocitos, que forman las plaquetas necesarias
para la coagulación de la sangre y que también tienen un papel
clave en la producción de anticuerpos: así lo indica el estudio
publicado en la revista Nature Immunology, liderado por la
Escuela de Medicina de la Universidad Americana de Stanford.
La prueba desarrollada por investigadores coordinados por
Bali Pulendran podría ayudar a desarrollar vacunas capaces de
brindar una protección prolongada en el tiempo y acelerar los
ensayos clínicos, en los que los participantes deben ser
seguidos durante meses o años para determinar cuánto dura su
inmunidad, y allanar el camino para planes de vacunación
personalizados basados ;;en la respuesta de cada persona, para
que podamos entender quién necesitará una vacuna de refuerzo y
cuándo.
Los autores del estudio administraron a 50 voluntarios una
vacuna experimental contra la gripe aviar y luego recogieron
muestras de sangre durante los 100 días siguientes.
Utilizando un programa basado en inteligencia artificial,
ya en los días inmediatamente posteriores a la vacunación
identificaron una firma molecular que se asocia con la fuerza de
la respuesta inmune incluso en los meses siguientes.
La confirmación de la implicación de los megacariocitos
se produjo gracias a nuevas pruebas en ratones: al administrar
la vacuna junto con la trombopoyetina, un fármaco que aumenta el
número de megacariocitos activados, los niveles de anticuerpos
dos meses después aumentaron aproximadamente seis veces.
Los investigadores también demostraron que la misma firma
caracteriza también a otras vacunas, como las contra la gripe,
la Covid-19 y la malaria.
El siguiente paso será entender por qué algunas vacunas
activan más los megacariocitos que otras.
Los investigadores planean investigar más a fondo por qué
ciertas vacunas inducen niveles más altos de activación de los
megacariocitos. Estos conocimientos podrían ayudar a desarrollar
vacunas que estimulen de forma más eficaz a los megacariocitos,
lo que daría lugar a respuestas de anticuerpos más duraderas.
Además, el equipo pretende crear pruebas para predecir
cuánto durará la inmunidad de una vacuna, lo que podría acelerar
los ensayos clínicos y permitir estrategias de vacunación más
personalizadas.
"Podríamos desarrollar un ensayo PCR simple -un chip de
vacuna- que mida los niveles de expresión genética en la sangre
apenas unos días después de que alguien sea vacunado", dijo Bali
Pulendran. "Esto podría ayudarnos a identificar quién puede
necesitar una dosis de refuerzo y cuándo", añadió el experto.
(ANSA).