(ANSA) - ROMA, 04 GEN - Roma y Lazio "velan las armas" para
una nueva edición del Derbi de la capital que animarán este
domingo en un Estadio Olímpico que se anticipa colmado por la
expectativa que genera el duelo excluyente de esta decimonovena
jornada del campeonato italiano que se puso en marcha este
sábado.
Mientras Napoli disfruta de la cima en soledad tras golear por
3-0 a domicilio a Fiorentina e Inter y Milan palpitan la final
de la Supercopa que animarán en Riad el lunes tras vencer a
Atalanta y a Juventus (que postergaron su partido entre sí en el
campeonato al igual que aquellos), Roma no duerme.
Las horas parecen pasar en cámara lenta para los aficionados que
quisieran que se jugase ya mismo el clásico de la "Ciudad
Eterna", que finalmente será arbitrado por Luca Pairetto,
reemplazante del designado Marco Guida, según confirmó hoy la
Asociación Italiana de Árbitros (AIA) sin especificar los
motivos de la imprevista modificación.
Como para que la espera se haga más larga aún, el partido entre
una Lazio que supo infligirle a Napoli una de sus dos derrotas
en el torneo y que a punto estuvo de superar también a Atalanta
y una Roma que marcha a 15 puntos de distancia, el Derbi volverá
a jugarse en horario nocturno por primera vez después de seis
años.
"Son partidos que escapan a toda lógica", afirmó Claudio
Ranieri, arribado a la Roma para apagar el incendio y
convertirse en su tercer entrenador en este campeonato (tras los
despidos de Daniele De Rossi y del croata Ivan Juric), al mando
del cual el plantel "giallorosso" parece haber recuperado el
rumbo tras un inicio de temporada para el olvido.
Un Ranieri al que se encomiendan los fanáticos de la Roma que
celebraron cuatro victorias frente a Lazio en otros tantos
clásicos en los que condujo a su plantel en los dos ciclos
anteriores y quien apeló a una máxima en el fútbol que indica
que, más allá de la situación en la que lleguen los rivales,
estos partidos no tienen favoritos.
La Lazio de Marco Baroni tratará de romper con esa lógica para
refrendar que llega en mejores condiciones, empujada por el
aliento de su público, que hoy volvió a decir presente en el
último entrenamiento previo en Formello, al que concurrieron
cerca de 7 mil fanáticos que solamente sueñan con ganar.
También los de la Roma le expresaron su apoyo en Trigoria hace
algunos días a un plantel que, según afirmó Ranieri "está
nuevamente en ruta de navegación, aunque todavía no desplegó las
velas, pero espero que lo haga más temprano que tarde", auguró
el experimentado DT que a diferencia de su colega prefirió
transcurrir las horas previas aislando a sus jugadores.
Según se anuncia, Roma presentaría los mismos once que vienen de
empatar en un gol con Milan en San Siro en la fecha anterior,
razón por la cual el capitán Lorenzo Pellegrini volvería a ser
suplente y la cinta pasaría a manos de Gianluca Mancini, en un
plantel en el que sólo faltará el mediocampista Bryan Cristante.
Dos campeones mundiales argentinos: Paulo Dybala (artífice de
aquel empate) y Leandro Paredes, y un campeón mundial alemán (en
Brasil 2014), Mats Hummels, serán parte de esa formación inicial
en el equipo "giallorosso" en el cual Ranieri espera seguir
viéndolos cuando se cierre un mercado de pases en el que algunos
clubes parecen querer quedarse con la "Joya" de la Roma.
Otro argentino, Matías Soulé, espera su oportunidad en el banco
de suplentes, mientras que su compatriota de Lazio, Valentín
Castellanos, intentará extender su cosecha de siete goles en el
campeonato y qué mejor oportunidad para hacerlo que en un
clásico como el de mañana, que se perderá por lesión el uruguayo
Matías Vecino.
Tampoco serán de la partida en el equipo de Baroni los españoles
Pedro y Patric, también lesionados, rubro en el que Manuel
Lazzari, Gaetano Castrovilli y el neerlandés Tijjani Noslin
estarán en duda hasta último momento y obligaron al DT a sumar a
la lista al albanés Elseid Hysaj y al croata Toma Basic.
"Hay que vivir con estos partidos con emoción y contagiarla a
quienes nos miran, sufren y viven esta pasión y eso sólo puede
lograrse dejando en la cancha hasta la última gota de sudor
porque es el mejor regalo que podemos darle a nuestros
aficionados, que nos acompañaron incluso cuando no podían
ingresar al estadio", resumió Baroni.
"Se respira un aire diferente en Roma por estos días y es porque
sabemos lo que este partido significa para ambas parcialidades.
Es pasión en su más puro estado y Roma tiene una pasión distinta
a todas las demás", completó el entrenador de cara al que será
su primer clásico de la capital.
Similares conceptos de Ranieri, según el cual "siendo hincha, el
clásico representa todo, es algo distinto a todo y eso es lo que
te impulsa a tratar de ganar. Para nosotros será un desafío
porque Lazio está atravesando un momento excepcional y es un
equipo temible, aunque cada clásico es una historia en sí
misma".
"Hemos comprendido que somos un equipo con algunos defectos que
debemos eliminar", dijo sobre la Roma, al destacar también que
"jamás prometo nada, salvo trabajo y sacrificio" y reconocer que
"los aficionados siempre nos apoyaron", antes de recordar:
"Suele decirse que a la Roma no se la discute, se la ama y yo
siempre la he amado".
Sobre la ausencia de Pellegrini en el once inicial, Ranieri
reconoció que es el jugador a recuperar y aseguró que eso no se
logra apenas jugando bien un clásico: "Creo que es uno de los
mejores mediocampistas de Europa, pero sufre más que nadie la
presión de los aficionados y eso lo limita y le impide desplegar
su talento".
Baroni considera que la llegada de Ranieri ("una persona
maravillosa, que me dirigió en Napoli", recordó) revitalizó a la
Roma, que "convirtió el doble de los goles que convertía hasta
entonces y que en sus últimos cinco partidos sumó los mismos
puntos que nosotros. Será un derbi equilibrado ante un rival de
cuidado y por eso será todavía más emocionante".
"Los clásicos con clásicos. Es como la Navidad, un día distinto
a todos", resumió en la previa de un duelo que comenzó a ser
monitoreado desde hoy en las adyacencias del Olímpico para
prevenir cualquier tipo de incidentes y para que lo que debe ser
una fiesta, termine siéndolo pase lo que pase en la cancha.
(ANSA).