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ANSA/Irán: La cárcel de Evin, 20 personas por celda

Relatos salvajes: "Palizas e interrogatorios de 10 horas"

Por Luca Mirone (ANSA) - ROMA, 02 GEN - Mantas usadas como cama, extendidas sobre el suelo de cemento, el chador como sábana, 30 minutos de aire fresco en un pequeño patio, no más de 4 días a la semana.
    Estas son solo algunas de las "fotografías" de las condiciones de detención en la cárcel de Evin, la infame prisión al norte de Teherán donde también está recluida la italiana Cecilia Sala.
    Son muchas las historias de disidentes, periodistas, académicos, estudiantes, activistas y miembros de minorías étnicas y religiosas, que se entrelazan en un destino común: ser prisioneros políticos en el Irán de los ayatolás, en un no-lugar donde las ONG denuncian la superpoblación de las celdas, falta de acceso a atención médica y el uso sistemático de la tortura.
    Son los testimonios directos e indirectos los que desde hace años permiten descorrer el velo sobre lo que sucede tras esas rejas, símbolo de la represión de Teherán, que se estima alberga a 15 mil reclusos.
    "Fariba y Mahvash fueron dos de los prisioneros que conocí en Evin y que más me inspiraron", dijo en una entrevista reciente Roxana Saberi, una periodista iraní-japonesa-estadounidense condenada a ocho años por espionaje, pero liberada después de un mes en 2009 por la presión internacional.
    Las dos mujeres de las que habla son miembros de los bahá'ís, la mayor minoría religiosa del país que persigue la República Islámica. Fariba y Mahvash "están confinadas en una celda de unos cuatro por cinco metros, con dos pequeñas ventanas cubiertas de metal. "Tienen que dormir sobre mantas, ni siquiera tienen almohadas, el baño está al final del pasillo y se necesita permiso para usarlo, y cuando estaba con ellas nos permitían ducharnos y lavar la ropa a mano tres días a la semana", dice Saberi, que recuerda a los dos compañeras de celda como "altruistas, preocupadas más por su comunidad y sus creencias que por ellas mismas".
    Para terminar en Evin, basta con participar en una manifestación pacífica, como las que reivindican los derechos de las mujeres tras la muerte de la joven Mahsa Amini, en 2022, a manos de la policía. Nasim, a quien le encanta la música rap y maquillarse, fue detenida después de unirse a las protestas con sus amigos. Desde la celda podía escuchar los sonidos de la tortura provenientes del exterior.
    Entonces el guardia llamó a su puerta y le dijo: "Escucha esos golpes, tú serás la siguiente". Todo eso, tras agotadores interrogatorios, de hasta "10 horas diarias", reconstruyó la BBC reuniendo informes de múltiples fuentes fiables.
    Después del régimen de aislamiento, Nasim fue trasladada al ala de mujeres, con 20 reclusas por celda. Entre ellas estaba Rezvaneh, también detenida por las protestas en Mahsa junto con su marido: durante los interrogatorios, le dijeron que matarían a su compañero y que "le golpearían tan fuerte que se pondría negro como el carbón y morado como una berenjena".
    Luego, después de 4 meses, descubrió que estaba embarazada. "Lloró durante varios días". Encontrar un lugar tranquilo en las celdas, donde las personas pasan la mayor parte del día sentadas en sus camas, era un desafío constante. Y mientras escuchaba "cada latido del corazón, la sensación de esperanza se hacía más fuerte", pero al mismo tiempo temía que las condiciones de prisión pusieran en peligro la salud del niño.
    Debido al nacimiento, salió de prisión (pero sin su marido) y ahora teme regresar a Evin para cumplir el resto de su condena, casi cuatro años.
    También está Vida, una periodista a la que le encanta pintar. Utiliza las sábanas como lienzos para tomar retratos de los demás reclusos. Como Pakhshan, un activista kurdo que ayudó a las víctimas de ISIS (el Estado Islámico) y fue condenado a muerte por Irán acusado de utilizar armas para luchar contra el régimen. Se advirtió a Vida que no dibujara nada con un significado oculto. En una de las paredes del patio pintó ladrillos desmoronados con un bosque verde detrás. Las autoridades penitenciarias lo cubrieron con spray. (ANSA).
   

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