Por Giampaolo Grassi
(ANSA) - ROMA 2 ENE - La última llamada telefónica desde la
prisión fue como una puñalada. Lo contó la madre de Cecilia
Sala, Elisabetta Vernoni, a la salida del Palacio Chigi, donde
acababa de reunirse con la primera ministra, Giorgia Meloni.
Un encuentro durante el cual la premier "dio un salto
cualitativo a partir de las comprensibles garantías que siempre
recibo", afirmó Elisabetta. En sus oídos, sin embargo,la mujer
todavía tenía las palabras de Cecilia al teléfono: "Le pregunté:
si tenía una almohada limpia para descansar la cabeza y ella
respondió: 'mamá, no tengo almohada'".
Elisabetta sostuvo que para una madre que vive lo que ella
está viviendo, "comprender es una palabra inútil; se pide, se
hace y se lucha para que se respete. No comprender, lo siento,
no puedo". Pero "ciertamente hay mucha confianza", aunque,
subrayó, "se necesitan decisiones importantes y fuertes de
nuestro país para pensar en regresar a mi hija a Italia".
En el gobierno "están trabajando y yo soy un poco como
Cecilia, soy un poco soldado". Las horas no pasan. La angustia
no cede. "La primera preocupación ahora son las condiciones de
vida carcelaria de mi hija. Se hablaba de una celda única. Las
celdas individuales no existen. Hay celdas de detención comunes
y luego celdas de castigo. Ella está en una de ellas,
evidentemente", dijo la madre.
La espera de una liberación rápida es lo que quita el
sueño. Pero, mientras tanto, "las condiciones carcelarias para
una chica de 29 años que no ha cometido ningún delito deben ser
esas buenas, no puede marcarla de por vida la experiencia.
Entonces, si pensamos en días o algo más, respeto los tiempos
que me dirán, pero las condiciones deben ser tales que no dejen
huella en una chica que es solo excelencia italiana", insistió
Elosabetta.
En tanto, la esperanza perdura. "Espero y respeto el
trabajo que están haciendo" en el gobierno, apuntó luego. "Lo
que pueda hacer por mi parte lo haré, ellos ciertamente están
haciendo la suya", añadió. La conversación con la hija, escuchar
su voz, "fue un regalo" y "llegó, inesperadamente. Yo solo estoy
ahí esperando la llamada", cerró desolada. (ANSA).