(ANSA) - ROMA 31 DIC - La democracia se hace realidad todos
los días en la vida de las personas y en el respeto mutuo de las
relaciones sociales: no se compone solo de reglas, sino que se
nutre de la participación de los ciudadanos.
Este ha sido el tema de fondo de numerosos discursos del
Presidente de la República y será esencialmente uno de los
mensajes que Sergio Mattarella intentará transmitir a los
italianos en su tradicional discurso de fin de año.
Una intervención, a las 20.30 horas de Italia, que lanzará a
los italianos al corazón de las celebraciones de Nochevieja, con
una pizca de reflexión, entre cenas y vinos espumosos, con el
objetivo de mantener firmemente principios y valores en la
conciencia colectiva.
Fuentes de la Presidencia dicen que no hay que esperar temas
políticos o de fondo, pero este será el décimo discurso de fin
de año de Mattarella y ahora está claro que el presidente quiere
llegar directo al corazón de los italianos, volando alto, por
encima de los partidos pero sin renunciar a los llamamientos
éticos.
Desde hace años, el presidente lucha por estimular la
participación electoral, por recordar lo fuerte que es una
comunidad si se reconoce a sí misma, si muestra solidaridad, si
aborda los problemas manteniendo el tono bajo.
Este fue un año difícil y el presidente lo recordará. A la
guerra en Ucrania se sumó el colapso de Medio Oriente , imágenes
de masacres violentas, desde la del 7 de octubre en territorio
israelí hasta las de Gaza y hoy también en Beirut.
Paz entonces. Es inevitable hablar de ello, pero sin
demagogia. Mattarella señalará la necesidad de encontrar un
camino hacia la paz que, sin embargo, no esté representada solo
por la esterilización de los conflictos, sino por una paz capaz
de defender los derechos y restablecer la justicia.
Pero no serán solo sombras su discurso. El jefe de Estado no
dejará de infundir confianza, mencionando las cosas que
funcionan y cómo una comunidad cohesionada y justa es el
verdadero motor del crecimiento.
Luego, como siempre, el Quirinal solo puede registrar las
cosas que están mal en nuestra casa y la lista de 2024
lamentablemente no difiere del pasado: por ejemplo, la seguridad
y el número todavía inaceptable de muertes en el trabajo, el
empleo precario, las dificultades de los jóvenes, obligados a
buscar trabajo en el exterior, feminicidios que no cesan.
Se espera, entonces, un discurso claro y coloquial, con el
estilo seco y directo que siempre lo ha caracterizado.
Probablemente de pie con las dos banderas que lo definen a
sus espaldas, la italiana y la europea. Una elección estilística
que marca la voluntad de llegar al mayor número posible de
personas para enviar mensajes universales en los que la búsqueda
de la paz, la lucha contra la violencia y el reconocimiento de
las libertades de los demás están siempre en primer plano.
(ANSA).