Por Elisa Buson
(ANSA) - ROMA 31 DIC - Un verdadero amante de los libros se
puede reconocer por la anatomía del cerebro: la lectura es capaz
de modelar dos regiones del hemisferio izquierdo, relacionadas
respectivamente con la comprensión de los significados y de los
sonidos.
Así lo demuestra un estudio publicado en la revista
Neuroimage por Mikael Roll, profesor de fonética de la
Universidad de Lund en Suecia.
Al examinar las resonancias magnéticas de más de mil
personas de entre 22 y 35 años, Roll descubrió que los hábitos
de lectura se reflejan en algunos rasgos anatómicos del cerebro.
La lectura afecta especialmente a dos regiones del hemisferio
izquierdo.
La primera es la parte anterior del lóbulo temporal, que
ayuda a asociar y categorizar diferentes tipos de información
significativa: para comprender el significado de una palabra
como pierna, por ejemplo, esta región del cerebro asocia la
información visual, sensorial y motora que Comunica la
apariencia, sensación y movimiento de las piernas.
La otra región del cerebro afectada es la circunvolución de
Heschl, una circunvolución del lóbulo temporal superior que
alberga la corteza auditiva: una mejor capacidad de lectura se
asocia con una parte anterior más grande del lóbulo temporal en
el hemisferio izquierdo que en el derecho.
Esto se debe a que leer no es solo una tarea visual: para
asociar letras con sonidos del idioma, primero debes ser
consciente de los sonidos del idioma.
Esta conciencia fonológica es un precursor bien conocido
del desarrollo de la lectura en los niños: de hecho, una
circunvolución de Heschl izquierda más delgada se ha asociado
con la dislexia que conduce a dificultades en la lectura.
(ANSA).