Por Agnese Ferrara
(ANSA) - ROMA 31 DIC - Somos pesimistas por naturaleza y por
eso fallamos en los buenos propósitos para el nuevo año que está
por llegar. El punto de partida sería, entonces, cambiar nuestra
perspectiva y aprender a ver el vaso medio lleno en lugar de
lamentarnos.
Ahí radica el error fundamental que nos lleva a hacer listas
de buenas intenciones para el nuevo año y a fallarlas todas.
Desde apuntarse al gimnasio, hacer dieta, dejar de pasar
horas con el móvil, dormir más, abandonar el sofá, comer mejor,
sentirse menos deprimido y más sereno: estos son los principales
buenos propósitos para 2025 en más de 9 millones de
publicaciones recopiladas en TikTok bajo los hashtags
#2025resolutions y #2025goals.
Por rigor informativo, también se mencionan "dejar de decir
palabrotas y morderse las uñas", que son de los propósitos más
difíciles y discutidos del momento en las redes sociales (y
anunciados cada año por la duquesa de Sussex y actriz Meghan
Markle, hasta el punto de estar nuevamente entre los temas de
actualidad).
Si la mayoría de los adultos (más del 90%) reflexiona sobre
estrategias para un cambio de rumbo en nombre de un estilo de
vida mejor en estos últimos días del año (las listas y los
inventarios abundan), solo el 9% lo logra.
Que el 91% de los que hacen listas fracasa es un hecho, y
ahora lo demuestra Max Fisher, del College of Business de la
Universidad Estatal de Ohio, quien junto a Scott Rogers,
profesor de derecho de la Universidad de Miami y director del
curioso programa "Mindfulness in Law", ha analizado los
comportamientos humanos frente al cambio de año.
"La mayoría de las personas hace buenos propósitos para el
nuevo año que luego no logra cumplir —precisa Fisher—. Los
estudios demuestran que son muy pocas las personas que, por
ejemplo, logran perder peso, comer más saludable, empezar un
régimen de meditación o realizar cualquier otra cosa que deseen.
Solo el 9% de las personas cumple con sus objetivos".
Sin embargo, hay un cambio que puede aportar muchos
beneficios y que todos pueden perseguir, analizan los expertos.
Aquellos que logran cambios tienen un ingrediente secreto que
parece faltarles a los demás: el optimismo. Todos podemos
adoptarlo; lo demás vendrá por sí solo, afirman los autores.
"Hay muchas ventajas en convertirse en optimista. El
optimismo es un estado mental, y todos podemos decidir adoptarlo
en lugar de mantener una perspectiva pesimista —explican los
autores del estudio—.
El Dalái Lama afirmó que el optimismo no significa ser ciego
ante la realidad de la situación; significa mantenerse motivado
para buscar una solución a cualquier problema que se presente".
De este axioma derivan los buenos propósitos realizables.
Aquí hay cinco sugerencias para alcanzarlos todos (incluido
el optimismo de base):
1. ¨Cómo convertirse en optimista?
El optimismo moldea cómo los individuos interpretan las
situaciones, a menudo reduciendo su percepción de estrés.
Además, cuando se enfrentan a una situación estresante, el
optimismo puede ayudar a manejarla de manera más efectiva,
llevando a mejores resultados que mejoran el bienestar
emocional. ¨Cómo se adquiere? "El optimismo es contagioso
—explican los expertos—. Pasar tiempo con personas que ven el
vaso medio lleno y se sienten capacitadas para llenarlo cuando
está vacío puede influir positivamente en la perspectiva de uno
mismo. Los individuos optimistas tienden a centrarse en las
soluciones en lugar de quedarse estancados en los problemas. Su
enfoque confiado y resiliente no solo modela formas
constructivas de ver el mundo, sino que también ayuda a reforzar
patrones de pensamiento optimistas, contrarrestando al mismo
tiempo la inseguridad y el diálogo interno negativo".
2. Más allá del optimismo: objetivos pequeños, realistas y
medibles-
Los fracasos en las listas de buenos propósitos ocurren
dentro del primer mes del nuevo año. ¨Por qué sucede esto?
"Porque se basan en el pensamiento de 'todo o nada', apuntando a
la perfección —según Psychology Today—. Podrías decidir ir al
gimnasio cinco días a la semana, no comer azúcar o meditar cada
mañana. Aunque estos objetivos parecen admirables, no dejan
espacio para errores. La rigidez puede llevar rápidamente al
agotamiento". Por tanto, no te pongas metas vagas o
irrealizables.
3. Los buenos propósitos de los demás no cuentan.
¨Cuánto de lo que deseas lograr se debe a presiones externas
y no a un deseo auténtico? Muchos propósitos están influenciados
por las expectativas o tendencias de pareja, familiares, la
sociedad o el estilo de vida predominante.
4. Crear un sistema.
Una lista de buenos propósitos por sí sola no basta; hace
falta un sistema. Por ejemplo, decir "Quiero comer más sano" sin
un plan estratégico claro hace difícil alcanzar el objetivo.
5. Adicción al móvil y estrés mental: reducirlos ayuda a cumplir
los demás propósitos.
Entre los principales propósitos de los adolescentes
italianos (y de muchos Gen X y Boomers) está salir de la
adicción al smartphone, según los investigadores del Centro
Nacional de Adicciones y Dopaje del ISS. El uso problemático del
móvil influye negativamente en las buenas intenciones para el
nuevo año porque afecta el sueño, la concentración y las
relaciones. (ANSA).