Por Valentina Brini
(ANSA) - BRUSELAS, 30 DIC - Con las maletas casi listas, Joe
Biden presenta un mega paquete, quizás el último, de ayudas a
Kiev.
En un intento por disipar las dudas sobre un posible cese
del apoyo con la inminente llegada de Donald Trump, el
presidente estadounidense ha anunciado un impresionante paquete
de 2.500 millones de dólares, el más grande desde abril pasado.
Este está diseñado para garantizar un apoyo tanto inmediato
como a largo plazo. Un respaldo que "llega en un momento
decisivo", destacó Volodimir Zelensky, quien también señaló que,
a pesar de los intentos del Kremlin de dictar las condiciones
para el fin del conflicto —con los discursos de Vladimir Putin
descartados como "palabras vacías" desde Washington—, Moscú está
"intensificando sus brutales ataques".
Sin embargo, desde el otro lado del Atlántico, Elon Musk
lanzó un dardo al presidente ucraniano, calificándolo como el
"campeón de los robos de todos los tiempos".
El último paquete de la era Biden incluye 1.250 millones de
dólares de las reservas del Pentágono y otros 1.220 millones a
través de la Iniciativa de Asistencia de Seguridad para Ucrania.
"He instruido a mi administración para que acelere la
asistencia a Kiev lo más rápido posible", subrayó Biden,
presentando un plan que combina el refuerzo de la base
industrial de defensa para reabastecer los arsenales con armas
de nueva generación y la provisión de drones, municiones para
los lanzacohetes múltiples Himars, misiles guiados, sistemas
antitanque, municiones aire-aire y repuestos para vehículos
terrestres.
Todo esto para fortalecer las líneas ucranianas durante el
invierno y mantener la presión en el campo de batalla.
Mientras tanto, la diplomacia sigue su curso en espera del
20 de enero. Moscú ha confirmado el intercambio de 300
prisioneros con Kiev, logrado gracias a la mediación de los
Emiratos Árabes.
El Kremlin busca llegar al cambio de mando en la Casa Blanca
en una posición de fuerza. El diálogo con Donald Trump no
promete ser fácil, según palabras del ministro de Exteriores
ruso Serguéi Lavrov, quien rechazó firmemente las propuestas de
tregua del futuro presidente estadounidense, reiterando la
intención de Moscú de alcanzar una paz que consolide el control
total de los territorios conquistados.
En Bruselas, donde crece la preocupación por posibles
turbulencias en el mercado del gas, tampoco hay ilusiones sobre
un éxito rápido en las negociaciones entre Putin y Trump.
La gran crisis energética que vivió Europa en 2022, con
depósitos vacíos y precios desorbitados, parece lejana, pero los
signos actuales inquietan al equipo de Ursula von der Leyen y a
los Veintisiete.
La inminente expiración (el 31 de diciembre) del contrato
para el tránsito de gas ruso a través de Ucrania, combinada con
los chantajes de Trump y las amenazas de Qatar, ya está
impulsando al alza los precios, con las cotizaciones en el TTF
de Ámsterdam manteniéndose por debajo de los 47 euros por
megavatio hora.
Aunque lejos de los 300 euros del verano de 2022, este nivel
cercano a los 50 euros comienza a generar preocupación.
Esto es suficiente para reavivar las tensiones entre los
gobiernos europeos. Eslovaquia, bajo el liderazgo de Robert
Fico, y Hungría, con Viktor Orbán, se erigen como los caballos
de Troya del Kremlin en el corazón de Europa, y han jurado
represalias contra Zelensky.
Aunque Kiev recibe casi mil millones de euros anuales en
comisiones por el contrato con Moscú, ha cerrado la puerta a la
idea de renovar el acuerdo, contando con el respaldo de
Bruselas, que está decidida a eliminar por completo las
importaciones de gas ruso para 2027.
Otro frente delicado espera la llegada de Trump, quien ya ha
revelado su chantaje: evitar nuevos aranceles comerciales será
posible solo si el continente incrementa sus compras de petróleo
y gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos.
Ursula von der Leyen, por ahora, mantiene una postura
conciliadora y ha anunciado la intención de aumentar las
importaciones de GNL estadounidense. Sin embargo, el costo de
esta jugada promete ser elevado y abrir un nuevo capítulo en la
compleja partida energética europea. (ANSA).