Por Luca Mirone
(ANSA) - ROMA, 30 DIC - A casi dos semanas de su arresto, el
gobierno iraní rompe el silencio sobre el caso de Cecilia Sala,
aunque sin formalizar acusaciones específicas.
La periodista italiana fue detenida en Teherán el pasado 19
de diciembre por "haber violado la ley de la República
Islámica", según un escueto comunicado difundido por el
Ministerio de Cultura, que confirma la detención y señala
únicamente la apertura de una investigación.
Una fórmula ambigua que parece confirmar las hipótesis
planteadas desde el inicio del caso: el régimen pretende usar a
la joven reportera como moneda de cambio.
El propio viceministro de Exteriores iraní insinuó esta
posibilidad durante una reunión con la embajadora italiana,
mencionando también el caso del ingeniero experto en drones
arrestado en Italia, sobre quien pesa una solicitud de
extradición de Estados Unidos.
No es casualidad que Washington, además de Teherán, sea uno
de los interlocutores clave de Roma en estas negociaciones, que
el gobierno italiano ha descrito como delicadas y complejas.
Según fuentes del ejecutivo, se continuará trabajando "sin
descanso, incluso el último día del año y el primero de 2025",
en un esfuerzo de "diplomacia e inteligencia" para lograr el
regreso de Cecilia lo antes posible.
La primera comunicación oficial de las autoridades iraníes
sobre Cecilia Sala llegó a través de la agencia oficial IRNA.
"La ciudadana italiana llegó a Irán el 13 de diciembre con un
visado de periodista y fue arrestada el 19 por haber violado la
ley de la República Islámica de Irán", señala una nota del
Ministerio de Cultura y Orientación Islámica.
La comunicación indica que se ha abierto una
"investigación", que el arresto se realizó conforme a la
normativa vigente y que se informó a la embajada italiana.
También se asegura que Sala ha tenido acceso consular y contacto
telefónico con su familia. El comunicado concluye diciendo que
"se proporcionarán más detalles si el poder judicial lo
considera necesario".
Sin embargo, no se han especificado cargos concretos. El
vicecanciller Vahid Jalalzadeh ya había insinuado que el arresto
fue preventivo y casi fortuito durante su reunión con la
embajadora italiana Paola Amadei.
Según una reconstrucción del Corriere della Sera, Jalalzadeh
afirmó que el caso está en manos del poder judicial iraní,
aunque él ha intervenido para garantizar las mejores condiciones
de detención para la periodista.
Al mismo tiempo, el viceministro abordó la situación de
Mohammad Abedini Najafabadi, el ciudadano iraní detenido el 16
de diciembre en el aeropuerto de Malpensa por orden de la
justicia estadounidense.
Roma debe decidir, a través de la magistratura y el
Ministerio de Justicia, si acepta o no la solicitud de
extradición de Estados Unidos, mientras que Teherán presiona
para que sea liberado. Según las autoridades iraníes, Abedini
sería la pieza principal para un intercambio con Sala.
La posibilidad de que el arresto de la reportera italiana
sea utilizado como herramienta de presión política es cada vez
más evidente. Estados Unidos, que ha denunciado las detenciones
ilegales de ciudadanos extranjeros en Irán, así como varias
organizaciones internacionales, comparten esta opinión.
Según Riccardo Noury, portavoz de Amnistía Italia, "la
vaguedad de las acusaciones contra Sala es un indicio de que fue
arrestada para un intercambio".
Noury señala que si se tratara de acusaciones concretas,
como violaciones a las reglas del velo o propaganda contra el
régimen, estas habrían sido mencionadas inmediatamente.
Mientras tanto, Cecilia se encuentra en la célebre prisión
de Evin, asistida por la embajada italiana. Según el canciller
Antonio Tajani, está en buenas condiciones de salud, aunque
naturalmente preocupada. Tajani evitó especular sobre los
tiempos de su liberación, destacando que "la negociación es muy
delicada" y pidió "máxima discreción".
El gobierno y los servicios de inteligencia italianos
continúan evaluando todas las opciones para desbloquear la
situación, incluyendo un posible intercambio triangular, en el
que prisioneros iraníes en otros países serían liberados a
cambio de la liberación de Sala.
Este escenario requeriría la intervención de Estados Unidos.
En este contexto, la visita a Roma de Joe Biden, programada del
9 al 12 de enero, podría ser crucial.
Biden tiene previsto reunirse con el papa Francisco, el
presidente Sergio Mattarella y la primera ministra Giorgia
Meloni, aunque esta agenda podría cambiar debido a los funerales
de Estado de Jimmy Carter, programados para el 9 de enero.
(ANSA).