Por Valentina Brini
(ANSA) - BRUSELAS, 27 DIC - Los intentos de Vladimir Putin de
definir la política sobre Ucrania hallan la respuesta gélida de
Washington. Las palabras del presidente ruso acerca de su
voluntad de "poner fin a la guerra" una vez alcanzados los
objetivos son "vacías" y pronunciadas por "un hombre al que no
hay que tomar en serio cuando habla de una solución", dijo, en
forma tajante, el vocero del Consejo para la Seguridad Nacional
de Estados Unidos, John Kirby, y destacó las contradicciones
entre las frases que resuenan desde Moscú y las acciones en el
terreno, donde los ataques rusos en Navidad no cesaron y la
guerra híbrida con Occidente también se agravó.
Apenas iniciadas las investigaciones, en las salas de la
OTAN ya resuena
la alarma sobre el presunto sabotaje de un cable eléctrico y de
los cuatro cables de fibra óptica que conectan Finlandia con
Estonia por parte del petrolero Eagle S que zarpó de San
Petersburgo: la presencia de los aliados en el Mar Báltico será
reforzada. Y la tensión sigue siendo alta también por el otro
misterio navideño, el del vuelo J2-8243 de Azerbaiyan Airlines
que se estrelló en Kazajistán, mientras la propia compañía
azerbaiyana habla de "causas externas físicas y técnicas de
interferencia".
Eslovaquia, la única que ha roto moldes en Europa, confirmó
su voluntad de ofrecerse como sede de conversaciones de paz
sobre Ucrania. Una asistencia diplomática que lleva la firma del
primer ministro Robert Fico tras su misión sorpresa a Moscú,
destinada sin embargo a caer en oídos sordos ante los ojos de la
administración Biden que, calificando de infundadas las posibles
propuestas de apertura de Moscú para el fin del del conflicto,
más bien se comprometió a aprobar otro paquete de ayuda para
Kiev antes del cambio de guardia en la Casa Blanca.
La tesis sobre la falta de fiabilidad del zar está
respaldada además por el análisis del Instituto Americano para
el Estudio de la Guerra (ISW), según el cual Putin no tiene
ninguna intención real de negociar: el mandatario ruso, conforme
los analistas del think tank, habría rechazado también el plan
propuesto por el equipo del presidente electo Donald Trump, que
sugería retrasar 10 o 20 años la membresía de Ucrania en la
OTAN, insistiendo en cambio en las exigencias de Kiev de
neutralidad permanente, prohibición de entrada en la Alianza,
severos límites a su ejército e incluso la destitución del
gobierno.
La supuesta acción de Moscú para dañar el cable eléctrico
submarino Estlink 2 en el Báltico no contribuye a reducir las
tensiones. Las tres Repúblicas bálticas están en alerta,
comprometidas a invocar el escudo de la OTAN para protegerse. Y
tanto es así que el secretario general de la Alianza, Mark
Rutte, definió explícitamente el episodio como un "presunto
sabotaje" y garantizó el refuerzo de la presencia militar en las
aguas de la región, durante una llamada telefónica de
solidaridad con el presidente finlandés, Alexander Stubb. .
El gobierno estonio, por su parte, reaccionó con firmeza al
anunciar el envío inmediato de patrullas de mar para proteger la
unión eléctrica con Finlandia y garantizar que permanezca
operativo, aunque su reparación podría conllevar unos siete
meses.
Cada provocación directa de Moscú, tronó Tallín por boca de
los ministros de Defensa y de Exteriores, Hanno Pevkur y Margus
Tsahkna, será combatida "incluso con medios militares".
Una advertencia a la que se agrega también la UE al
asegurar, en palabras del presidente del Consejo Europeo,
Antonio Costa, de está lista para "confrontar a la flota rusa en
la sombra".
El arma más al alcance de los europeos parece ser nuevas
sanciones, después de las impuestas el 16 de diciembre pasado a
79 buques al servicio de Moscú. El consenso de Eslovaquia y
Hungría lo permite: la expiración -prevista para el 31 de
diciembre- del contrato entre Moscú y Kiev sobre el tránsito del
gas ruso hacia Europa podría llevar a Bratislava y Budapest a un
nuevo enfrentamiento con Bruselas. (ANSA).