Por Filippo Cicciú
(ANSA) - ESTAMBUL, 27 DIC - La disidencia contra el régimen
de los ayatolás en Irán es cada vez más fuerte y visible y su
rostro es el de las mujeres.
De hecho, la premio Nobel de la Paz, Narges Mohamamadi, una
activista encerrada en la misma prisión de Evin, en Teherán,
donde se encuentra Cecilia Sala, la cantante Parastoo Ahmadi,
recientemente arrestada y luego puesta en libertad bajo fianza
por haber actuado sin velo en un concierto en YouTube, y Mahsa
Amini, la kurda de veintidós años que murió bajo custodia tras
ser detenida por no llevar correctamente el hijab, son sólo
algunas de las mujeres que se convirtieron recientemente en el
símbolo de una protesta contra la República Islámica.
Un contexto que el pasado verano boreal llevó a la victoria
del presidente Masoud Pezeshkian, considerado un político
reformista, y quien durante la campaña electoral había prometido
apertura en cuestiones como la obligación de llevar el hiyab y
la eliminación de las restricciones a Internet, en oposición a
la ortodoxia de los partidos más conservadores cercanos al Líder
Supremo, Ali Jamenei.
La imposición del velo obligatorio en Irán fue impugnada ya
en 1979, en los albores de la revolución islámica de Ruhollah
Jomeini, con decenas de miles de chicas marchando en Teherán.
En las décadas siguientes, las protestas fueron más
esporádicas, mientras que en 2017 la activista Vida Movahed, de
treinta años, se dio a conocer tras aparecer sin velo en una de
las calles más concurridas de la capital iraní, colgando su
hiyab de un palo que sostenía en su mano.
La mujer volvió a protestar de la misma manera incluso
después de ser arrestada y, en los años siguientes, otras chicas
también se manifestaron de manera similar.
Pero fue a partir de finales de 2022 cuando la protesta
adquirió una nueva dimensión tras la trágica historia de Mahsa
Amini.
Las manifestaciones comenzaron el 16 de septiembre, día de
la muerte de la niña, quien, según relataron testigos, perdió la
vida a causa de los golpes que sufrió -aunque la causa oficial
de su muerte fue una enfermedad que padecía desde pequeña-, tras
ser arrestada por la policía moral porque no llevaba el velo
correctamente.
En poco tiempo, las protestas se extendieron por todo el
país y las imágenes de niñas quemando públicamente sus hijabs
mientras se manifestaban dieron la vuelta al mundo.
En ese marco, el eslogan principal de las manifestaciones
-"mujer, vida, libertad"- se convirtió en un mensaje que todavía
se utiliza hoy en día en las manifestaciones feministas en
Europa.
Al cabo de unos meses, las protestas terminaron, tras una
dura represión que provocó la muerte de cientos de personas y la
detención de decenas de miles de manifestantes, pero las
manifestaciones tuvieron un profundo impacto en los hábitos
sociales en Irán.
En los últimos dos años, los casos de mujeres que desafían
la obligación de llevar el velo en público aumentaron
exponencialmente.
Transgresiones que a veces terminan en tragedia, como la de
Armita Garavand, de 17 años, que después de entrar sin velo en
un vagón del metro de Teherán fue hospitalizada en coma,
oficialmente por haberse desmayado y golpearse la cabeza,
mientras que, según testigos, después de haber sido golpeada por
la policía moral.
La joven murió aproximadamente un mes después, en octubre
de 2023.
Un caso que suscitó fuertes críticas, también por parte de
la premio Nobel Narges Mohamamadi, una activista que pasó largas
temporadas de su vida en prisión, condenada por sus luchas
pidiendo aperturas democráticas y la liberación temporal de
prisión por motivos de salud.
Incluso recientemente, las mujeres fueron protagonistas de
iniciativas que sacudieron el régimen de los ayatolás, como el
caso de la estudiante Ahoo Daryaei, detenida por desnudarse en
el patio del campus de una universidad de Teherán tras haber
sido reprendida por no llevar correctamente el hiyab.
Considerada enferma mental, la joven fue trasladada a un
hospital psiquiátrico, pero la justicia iraní no abrió ningún
caso contra ella y, tras ser dada de alta del centro, fue
encomendada a su familia.
Mientras, las promesas electorales de Pezeshkian comenzaron
a materializarse tímidamente y se levantó la prohibición de
utilizar WhatsApp y Google Play, pero aun así surgieron fuertes
críticas por los bloqueos que aún están vigentes en las redes
sociales más populares a nivel mundial.
El presidente también expresó fuertes críticas contra una
nueva ley que prevé penas muy duras para quienes no lleven el
velo y la implementación de la medida fue postergada por el
momento. (ANSA).