Por Michele Esposito
(ANSA) - BRUSELAS, 26 DIC - La idea de impuesto sobre el
consumo de queroseno, de acuerdo con el principio de "quien
contamina paga" en el Pacto Verde, podría afectar a las
aerolíneas de la Unión Europea y tiene la cara del nuevo
comisario responsable de Clima e Impuestos, Wopke Hoekstra.
De hecho, en los primeros días de su mandato, el exministro
holandés lanzó una hipótesis destinada a desencadenar un debate:
la de cambiar la definición de los acuerdos sobre el consumo de
combustibles fósiles entre la UE y las compañías aéreas.
Los aviones son responsables de alrededor del 4% de las
emisiones de gases de efecto invernadero de la Unión Europea y
del 13,9% de todas las emisiones del transporte.
Tradicionalmente, las empresas no pagan ningún impuesto
sobre el queroseno.
Por esa razón, el plan del comisario de la UE podría
resultar revolucionario.
La idea es introducir un impuesto al combustible para
aviones e imponer, paralelamente, un "precio del carbono" a las
emisiones de las aerolíneas no europeas, siguiendo el modelo del
Impuesto al Carbono (Cbam).
Por último, a Hoekstra también le gustaría cambiar la
política de tipos cero de IVA en los viajes internacionales.
Todo ello con un objetivo, escrito en blanco y negro en el
Pacto Verde: reducir las emisiones contaminantes en el sector
del transporte en un 90% para 2050.
La idea no es nueva.
Fue el propio Hoekstra, cuando fue llamado a la Comisión en
2023 para sustituir a Frans Timmermans, quien ilustró su plan al
Parlamento Europeo.
Sin embargo, en la última parte de la pasada legislatura, el
impulso por el Pacto Verde Europeo empezó a perder intensidad,
debilitado por los continuos ataques de los partidos de derecha
y, progresivamente, también del PPE.
Pero Hoekstra no se desanimó. Y en una de las primeras
entrevistas como nuevo comisario al periódico europeo
Politico.eu, el holandés dijo estar "muy comprometido" con el
objetivo de un impuesto al queroseno.
"Creo que es correcto que la lógica de 'quien contamina
paga' sea la base de muchas de nuestras políticas. Y si miro al
sector de la aviación, está claro que podemos dar un paso
adelante", afirmó el comisario.
La cruzada anti-queroseno de Hoekstra, sin embargo, está
destinada a tener una vida muy difícil.
El clima en torno a las políticas medioambientales, incluso
dentro de la Comisión, ha cambiado.
La presión sobre Ursula von der Leyen para que revise
algunas medidas, como la relativa a las emisiones de los
automóviles, ha aumentado drásticamente.
En ese contexto, la propuesta de Hoekstra podría traer
nuevas tensiones.
En el Consejo de Asuntos Energéticos del 10 de diciembre,
cuando se puso el tema sobre la mesa, inmediatamente encontró la
oposición de los países del Mediterráneo, es decir, los más
turísticos, preocupados por los posibles efectos del impuesto al
queroseno sobre los billetes de avión.
Y el director general de IATA (Asociación Internacional de
Transporte Aéreo), Willie Walsh, definió inmediatamente la
hipótesis como "una tontería".
"Es casi imposible que los ingresos vuelvan a la industria
para mejorar el comportamiento medioambiental", subrayó Walsh,
quien afirmó que el único efecto de los nuevos impuestos será
dificultar el vuelo de las personas, reduciendo los factores de
carga de los aviones en lugar de emisiones y dejar inalterados
los hábitos de los principales contaminadores. (ANSA).