(ANSA) - ROMA, 26 DIC - Poco más de dos semanas después del
derrocamiento del régimen de Bashar al Assad, el nuevo líder de
Siria, Al Jolani, tiene que afrontar el primer desafío directo
de los partidarios del dictador, los leales a la minoría alauita
de la que formaba parte el propio expresidente, que están
impulsando manifestaciones y enfrentamientos violentos.
Una señal de que, a pesar de las buenas intenciones y
promesas, la pacificación del país no será nada fácil.
Las nuevas autoridades sirias han lanzado una operación
contra las milicias pro-Assad, matando al menos a "tres
combatientes leales al antiguo régimen", según el Observatorio
Sirio de Derechos Humanos, en la provincia costera de Tartus, al
oeste del país, bastión de la minoría alauita.
En enfrentamientos entre hombres armados y fuerzas de
seguridad, mientras los soldados intentaban arrestar a un
funcionario gubernamental depuesto, se produjeron 17 muertos,
entre ellos 14 miembros de las fuerzas de seguridad y tres
hombres armados.
El objetivo del gobierno es "restaurar la seguridad" en la
región costera, dijo la agencia oficial de noticias SANA. Varias
personas han sido arrestadas, incluido un funcionario de la
justicia militar que durante el gobierno de Al Assad dictó
sentencias de muerte en la infame prisión-matadero de Sednaya.
Según algunos testigos y el Observatorio de Derechos
Humanos en Siria, miles de sirios se habían manifestado en
Tartus, Banias, Jableh y Latakia, donde la comunidad alauí, rama
del Islam chiíta, está muy presente, y en Homs, después de la
difusión de un vídeo en las redes sociales que mostraba a
combatientes atacando un santuario en Alepo.
Para calmar la ira, las autoridades afirmaron que el
vídeo era antiguo y que en realidad se remontaba a la captura de
la ciudad por los rebeldes del HTS el 1 de diciembre, al
comienzo de su ofensiva contra el régimen. El ministerio de
Información también advirtió que está "estrictamente prohibido
transmitir o publicar cualquier contenido mediático o
información destinada a sembrar división". Para intentar
amortiguar la situación en Homs, se impuso un toque de queda
nocturno.
Mientras tanto, continúa la acreditación internacional del
nuevo liderazgo sirio. Una delegación iraquí se reunió con los
nuevos gobernantes en Damasco y también llegó una apertura del
Líbano: el ministro de Asuntos Exteriores libanés, Abdallah Bou
Habib, en su primer mensaje oficial a la nueva administración de
Damasco, afirmó que quería establecer las mejores relaciones de
vecindad con Siria. (ANSA).