Por Elisa Buson
(ANSA) - ROMA 22 NOV - La guerra deja su huella en el ADN de
los niños: se compone de cambios químicos que alteran la
expresión de los genes, retrasan el crecimiento y favorecen la
aparición de trastornos mentales.
Así lo demuestra el estudio sobre refugiados sirios
financiado por el Instituto Nacionales de Salud de los Estados
Unidos y realizado por el equipo internacional de investigación
dirigido por la Universidad de Surrey, en Gran Bretaña.
El estudio, único en su género, examinó a más de 1.500
refugiados sirios acampados en el Líbano con edades comprendidas
entre los 6 y los 19 años.
Mediante el análisis de muestras de saliva, los
investigadores evaluaron la presencia de modificaciones
epigenéticas en el ADN, es decir, modificaciones químicas que
alteran la expresión de los genes sin cambiar la secuencia de
las "letras" que componen el ADN.
En concreto, examinaron los niveles de metilación, el
mecanismo epigenético más común que consiste en añadir pequeños
interruptores moleculares (grupos metilo) en determinados
lugares del ADN para desactivar la expresión de los genes.
Los resultados muestran que los niños expuestos a los
trágicos acontecimientos de la guerra presentan cambios
epigenéticos en distintas partes del genoma: algunos están
relacionados con genes implicados en funciones críticas como la
comunicación entre células nerviosas y el transporte de
sustancias dentro de las células.
Estos cambios específicos no se conocen en asociación con
otros tipos de experiencias traumáticas, como la pobreza o el
acoso escolar, lo que sugiere que la guerra puede desencadenar
respuestas biológicas únicas en el organismo.
El estudio también indica que, desde un punto de vista
biológico, la guerra pasa una factura más pesada a las niñas, ya
que desarrollan cambios epigenéticos más significativos que los
niños, especialmente en genes relacionados con la respuesta al
estrés y el desarrollo cerebral.
"Aunque es bien sabido que la guerra tiene un impacto
negativo en la salud mental de los niños, nuestro estudio
encontró pruebas de los mecanismos biológicos subyacentes a este
efecto", señala el coordinador Michael Pluess.
"También descubrimos que la guerra está relacionada con un
envejecimiento epigenético más lento, lo que podría significar
que la guerra tiene un impacto en el desarrollo de los niños",
añade Pluess.
"En conjunto, nuestro estudio dibuja un panorama más claro
del trágico costo de la guerra para los muchos millones de niños
que se ven atrapados en ella", concluye el especialista. (ANSA).