(ANSA) - ROMA 22 NOV - La violencia contra las mujeres deja
huellas profundas que quedan impresas incluso en el ADN.
En las víctimas de violencia es posible encontrar
modificaciones epigenéticas -auténticas cicatrices moleculares-
por parte de algunos genes.
Es lo que se desprende del proyecto Epigenetics for Women
(Epi-We), realizado por el Instituto Superior de Sanidad (ISS)
en colaboración con la Universidad de Estudios de Milán y la
Fundación C… Granda del Hospital Maggiore Policlinico de Milán.
El estudio comienza ahora una segunda fase con el objetivo
de involucrar a un mayor número de mujeres que serán
monitoreadas durante 18 meses para interceptar en cada una de
ellas lo antes posible los eventuales daños para la salud.
El objetivo es entender hasta qué punto estas modificaciones
se extenderán dentro del genoma de las víctimas y cuánto duran
sus efectos en el tiempo.
Esto podría permitir poner en marcha estrategias de
prevención "de precisión" de los daños de la violencia.
En cinco regiones (Lazio, Lombardia, Campana, Puglia y
Liguria), en los ambulatorios, las urgencias, o las casas
antiviolencia, las mujeres víctimas de violencia serán
informadas sobre la posibilidad de donar una muestra biológica
suya y volver a evaluar a lo largo del tiempo los cambios
epigenómicos.
Están previstas un total de cuatro extracciones, una cada
seis meses, acompañadas de chequeos sobre el bienestar
psicofísico, con particular atención a las patologías de estrés.
Las mujeres interesadas en participar pueden ponerse en
contacto a través del correo epi_we@iss.it
"Ya hay 70 mujeres que han contestado y se han incluido en
el proyecto, y algunas de ellas han descrito de forma parcial el
tipo de violencia sufrida. Para nosotros y para todas las
mujeres se trata de un gran resultado", dice Simona Gaudi,
investigadora del departamento Ambiente y Salud de ISS y
coordinadora de Epi-We.
Mientras tanto, el ISS continúa su labor de formación
destinada a los profesionales sanitarios para reconocer y
prevenir la violencia de género.
Los cursos ya han llegado a más de 18.000 operadores sanitarios
de todas las 651 urgencias italianas y más de 2.000
profesionales del territorio.
"Detectar la violencia contra las mujeres que llegan a
urgencias no es un proceso que se da por hecho", afirma Anna
Colucci, investigadora de la Unidad Operativa investigación
psico-socio-comportamental, comunicación, formación del ISS.
"Es necesario que el personal de la salud tenga
conocimientos competencias e instrumentos para hacerlo". (ANSA).