Por Sabina Licci
(ANSA) - NUEVA YORK 17 JUL - Italia es líder de la UE en
agricultura ecológica en términos de superficie y número de
empresas: en 2023, las hectáreas invertidas aumentaron un 4,5% y
el número de operadores un 8%, llegando a 94.441.
Esta es la imagen que se desprende del informe "'Bio in
cifre" del Instituto de Servicios Agrícolas de Italia (ISMEA),
presentado en Bracciano con motivo de la tradicional
"Appuntamento con il bio" ("Lo ecológico en cifras").
Se trata de 2,5 millones de hectáreas, lo que equivale a
casi el 20% de la superficie agrícola utilizada (SAU), una
hectárea de cada cinco, lo que reduce aún más la distancia con
respecto al objetivo del 25% fijado para 2030 por el programa
Farm to Fork.
El año 2024 promete un crecimiento aún más sostenido, pero
aún quedan obstáculos en el camino, entre ellos la transición a
la nueva programación de la Política Agrícola Común (relativa a
2023, año de referencia del informe) y las distintas políticas
adoptadas por las administraciones regionales, como por ejemplo
en la provincia autónoma de Trento, que perdió más del 40% de su
SAU orgánica en 2023.
Pero también la amenaza climática (recesión en Emilia
Romagna). Y de Coldiretti el SOS por el auge de las
importaciones, +40% de productos ecológicos del exterior.
Y estamos esperando la marca en la que está trabajando el
ministerio. "Uno de los desafíos que enfrentamos hoy - afirmó el
subsecretario de Agricultura, Luigi D'Eramo - es la creación de
la marca para los productos orgánicos y sobre esta mesa política
es que convocamos con cierta frecuencia continuar trabajando en
esto. La gráfica que debe impactar y hacer entender la calidad
italiana".
Masaf también ha realizado diversas intervenciones en el
sector, recordó D'Eramo, desde la luz verde al plan de acción
nacional, a las medidas de apoyo a los biodistritos y a las
cadenas de suministro ecológico, al plan para las semillas
ecológicas, al fondo para los comedores escolares ecológicos,
hasta las inversiones en innovación e investigación.
Un universo "impresionante" que se desprende del informe:
entre los cultivos, predominan las tierras cultivables (42,1%),
por delante de los prados y pastos (29,7%), los cultivos
permanentes (22,8%) y las hortalizas (2,5%).
Pero el crecimiento afectó principalmente a praderas, pastos
y cultivos industriales y forrajeros, mientras que la producción
de proteínas y cereales disminuyó.
Las hortalizas crecen, aunque a un ritmo más lento, en un
año que confirmó cultivos permanentes, a pesar de los descensos
de la vid, los cítricos y la fruta fresca, compensados ;;por el
olivo y los frutos secos.
Un aumento de hectáreas que afectó principalmente a las
regiones del Centro-Norte, mientras que el Sur aún mantiene la
mayor incidencia con un 58%, reequilibrando así la distribución
geográfica.
En cuanto al consumo del canal de gran distribución, alcanzó
los 3.800 millones de euros, un +5,2% respecto a 2022, aunque
con volúmenes sin cambios.
La comparación con las compras de alimentos, que crecieron
un 8,1% en valor, pero cayeron un 1,1% en cantidad, pone de
relieve la menor presión inflacionaria de los productos
ecológicos respecto a los carritos de compra convencionales.
A pesar de los buenos resultados, el sector "debe recuperar
atractivo ante los consumidores desorientados por los numerosos
productos que presumen de mensajes alusivos a la salud y la
sostenibilidad, pero que, a diferencia de los productos
ecológicos, no están sujetos a controles ni a normas de
producción", dijo el presidente de Ismea, Livio Proietti.
De ahí la necesidad, según la presidenta de FederBio, Maria
Grazia Mammuccini, de estimular la demanda pero también de
intervenir sobre diversos factores para dar un impulso,
especialmente la innovación y la organización de la cadena de
suministro con el objetivo de fijar el precio justo.
Y es el precio, destacado por el presidente de la
cooperativa del sector ecológico Fedagripesca Conf, Francesco
Torriani, en representación de la Cooperativa Agroalimentari
Alleanza, "el verdadero factor de elección por parte de los
consumidores. Es necesario dar un salto de calidad para intentar
redistribuir al menos parte del valor agregado que se intercepta
con la venta del producto terminado hacia la producción
primaria". (ANSA).