Por Stefano Polli
(ANSA) - ROMA, 15 LUG - El atentado contra Donald Trump es
parte de la historia de Estados Unidos, pero también es una
curva en la historia de la campaña electoral que a partir de hoy
no será la misma que antes.
A partir de hoy, la atmósfera, el clima y las percepciones
de los votantes estadounidenses están destinados a cambiar. La
bala que hirió a Trump en la oreja en Butler, Pensilvania,
también afectó a la dinámica de una campaña electoral que a
veces fue tensa, agresiva, controvertida e incomprensible. Y que
desde hoy cambia.
Trump se beneficiará sin duda de esta situación. Biden y el
Partido Demócrata, por su parte, tendrán que tomar una decisión
rápida sobre la retirada -o no- del actual presidente en favor
de un nuevo candidato que pueda intentar contrarrestar una
deriva que, de momento, parece difícil de contener.
La foto de Evan Vucci que retrata a Trump con la cara
sangrante, el puño en alto y la bandera estadounidense en el
cielo azul de Butler de fondo vale más que mil mítines y mil
entrevistas por sí sola.
Los que están con Trump seguirán apoyando al expresidente,
los que apoyan a Biden no cambiarán de opinión. Pero en esa
franja gris de indecisos puede que algunos se decanten por
Trump. Y ya se sabe que las elecciones estadounidenses se juegan
a menudo en el filo de la navaja de unos pocos votos en unos
pocos Estados decisivos.
El ataque también continuará, en el debate público, para
mantener, al menos durante algún tiempo, todas las dudas sobre
Trump y los problemas del magnate en segundo plano, empezando
por sus problemas con la justicia y continuando con su muy
controvertida narrativa.
Trump en las últimas semanas también intentó cambiar de
actitud y estrategia, tratando de parecer más moderado para
salir a buscar votos incluso entre nuevos grupos de electores.
Incluso hoy su reacción fue "presidencial", llamó a la
unidad del país y dio gracias a Dios por haber "evitado que
ocurriera lo impensable".
Trump está afortunadamente bien, participará en la Convención
Republicana y a partir de ahí comenzará el descenso hacia el 5
de noviembre.
En la otra orilla, el Partido Demócrata tendrá que acelerar
y profundizar su reflexión sobre el candidato para oponerse a
Trump.
Cada día crece la convicción de que el presidente está
destinado a perder. A partir de hoy, el debate interno tendrá
que acelerarse.
Los grandes sabios del partido, desde Barak Obama a Nancy
Pelosi, presionan a favor del cambio pero, hasta ahora, Biden,
su familia y sus asesores más cercanos se mostraron inflexibles.
No es cierto que no haya tiempo. Un nuevo candidato
demócrata tendría tres meses para sacudir las cosas, aportar una
nueva narrativa y reconducir el debate, actualmente centrado en
las dificultades de Biden, a los problemas de Trump, que no son
pocos. Hay unas semanas para encontrar una solución, para
intentar dar marcha atrás y cambiar un destino que en estos
momentos, para muchos, parece ineludible. (ANSA).