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ANSA/Argentina: Patear penales para sobrevivir

Actividad clandestina en la crisis, dinero desde los 12 pasos

Por Alejandro Di Giacomo (ANSA) - BUENOS AIRES 14 JUL - Pasión y necesidad se unen en la Argentina pobre de hoy, que lleva a muchachos de barrios marginales a transformar su fútbol amado en un medio de subsistencia y terminan pateando penales por dinero, en rondas de apuestas clandestinas, para "poder comer".
    Cada vez crecen más estos torneos, especialmente en la periferia de la capital, en los populosos barrios del Gran Buenos Aires, en Lomas de Zamora, en La Matanza o en Laferrere, donde los fines de semana un arco es el altar del rito desde los 12 pasos.
    "Muero por el fútbol y disfruto la tensión de los penales.
    Pero, esto que tanto me gusta, me permite llevar comida para mis dos hijos. No tengo trabajo y los penales me salvan", cuenta a ANSA un hábil rematador, en el atardecer de un domingo que dice haber cosechado 40 mil pesos (unos 40 dólares).
    "A veces terminamos a las trompadas. Yo vi una vez un revuelo con puñales y tiros. Pero, no es siempre así. Lo que pasa que nos jugamos mucho en cada penal", admite otro que peina canas y dice haber llegado "hace mucho" hasta las inferiores de Boca Juniors.
    El formato del juego no tiene demasiadas complicaciones: todos contra todos, las parejas van quedando eliminadas y los participantes se pueden inscribir solos o en duplas. Se ejecutan tres series de tres penales (a veces de cinco), en caso de empate se elige al ganador lanzando una moneda al aire, y el vencedor se lleva un premio. Hasta ahí, todo legal.
    El torneo cobra unos 1.500 pesos (1,5 dólares) por inscripción por persona y, muchas veces, los espectadores deben pagan unos mil pesos de entrada, porque "esto es show", se ufana uno de los organizadores.
    Pero también corren las apuestas y ahí las ganancias pueden ser mucho más altas. "He visto a un muchacho quedarse con 700 mil pesos en una tarde (unos 700 dólares)", cuenta uno de los participantes. Ni césped tiene la cancha en el torneo que presenció ANSA.
    El arco también decadente, con sus postes oxidados y la red corroída a fuerza de soles y lluvias. A poca distancia, lastimosos vestuarios de chapa que ni tienen duchas, aunque no falta la pasión desenfrenada de unos 500 espectadores gozosos.
    Todo transcurre en un espacio que llaman "potrero" -área abierta en medio de la ciudad donde se improvisa una cancha de fútbol- y de donde surgieron talentos como el mismísimo Diego Maradona, también en la periferia de Buenos Aires.
    Incluso, hay futbolistas profesionales que han admitido haber tomado parte en estas apuestas de penales, como Néstor Ortigoza, que brilló en San Lorenzo de Buenos Aires y también jugó en la selección paraguaya.
    Es una ceremonia que nada tienen que ver con lo que entrega la TV desde la Eurocopa de Alemania o la Copa América de Estados Unidos, cuando las definiciones por penales de selecciones de profesionales, acarrean también drama o felicidad para millones.
    Aquí, en la periferia de Buenos Aires, no hay indumentarias de alta tecnología, cuerpos trabajados en los gimnasios, entrenamientos sofisticados ni flashes -aunque hay quienes graban con sus celulares obsoletos-, tampoco está la maquinaria mediática que difunde penas o proezas.
    Ni fama, ni prestigio, ni siquiera gloria, están en juego en estos rincones olvidados. En cada penal, desgraciadamente, lo que late es la chance de supervivencia. La posibilidad de comer o no comer. (ANSA).
   

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