(ANSA) - OLBIA 14 MAY - Es una costumbre muy arraigada en la
tradición sarda: no hay celebración de boda a la que no siga,
nada más salir los novios de la iglesia o del ayuntamiento, una
lluvia de granos de arroz y el rompimiento a pocos pasos de los
pies de la novia, de alguna cazuela de barro, preferiblemente
vieja y de larga data de la familia, rellena de pétalos de rosa,
hojas, dulces, monedas, trigo y arroz.
"Sa 'ratzia", ;;;;o "gracia", como se la llama, es un gesto
de afecto y buenos deseos que, según la costumbre sarda, casi
siempre reserva a los recién casados ;;alguna tía devota.
Si el plato no se rompe al arrojarlo, los más supersticiosos
lo interpretan como un presagio de desgracia o de un futuro
incierto para los cónyuges y su vida matrimonial.
En Gallura, así como en la Baronia, donde la tradición es
fuerte y arraigada, no hay boda sin romper al menos un plato y
los niños que asisten a la ceremonia saben que al sonido de los
cascos rotos siempre irá seguido de una carrera entre las
piernas de los invitados y recién casados ;;para agarrar los
dulces y monedas que contenía el plato.
Pero las tradiciones, como sabemos, cambian a menudo y en
Olbia el alcalde Settimo Nezzi, aunque consciente de su fuerte
connotación simbólica, ha decidido prohibir la rotura de platos
en todo el territorio municipal durante las celebraciones
nupciales. La ordenanza sindical fue firmada hoy y se refiere a
cuestiones de "decoro urbano y seguridad de las personas" debido
a la falta de tacto de los juerguistas al no limpiar los
cementerios ni el espacio en via Dante, frente al edificio del
Ayuntamiento.
"La rotura de los platos, aunque representa un momento
significativo en nuestra tradición, es una causa de peligro
porque uno puede fácilmente herirse y cortarse con los
fragmentos, ya que estos son abandonados en la vía pública por
los participantes - explica el alcalde - El abandono sistemático
de fragmentos tras las celebraciones nos ha llevado a prever la
prescripción porque, además de constituir una fuente de peligro
para los transeúntes desafortunados, causa graves daños al
decoro urbano y a la imagen de la ciudad".
De 25 a 500 euros es la multa administrativa en la que se
incurrirá si no se respeta la prohibición a partir de ahora. Si
la escritora premio Nobel Grazia Deledda hubiera narrado las
tradiciones de su tierra hoy en día, no habría podido hablar de
"Sa 'ratzia", ;;como lo hizo en uno de sus escritos.
Al menos no podría haber escrito sobre esto para la ciudad
de Olbia, donde la tradición ahora ha sido prohibida. (ANSA).