Por Michele Esposito
(ANSA) - ROMA, 12 MAG - Un Europa fuerte en el centro, una
defensa a la altura del contexto geopolítico, la amenaza rusa
con la que hay que lidiar. Ursula von der Leyen llega a Italia
llevando a la campaña electoral nacional los temas clave que la
han acompañado en su gira como Spitzenkandidat del PPE en las
capitales europeas.
La presidenta de la Comisión saliente elige estar con Forza
Italia en el día de apertura de la campaña. Se centra
principalmente en el rendimiento del partido liderado por el
viceprimer ministro y ministro de Relaciones Exteriores, Antonio
Tajani, para lograr "un centro cohesionado" que le permita tener
una mayoría sólida a favor de su segundo mandato.
No será fácil. En la Italia que se acerca a las urnas, sigue
siendo fuerte el impulso soberanista. Las declaraciones de los
últimos días del líder de la Liga, Matteo Salvini, no han pasado
desapercibidas en Bruselas.
Cualquier posibilidad de diálogo con la Liga en el futuro
Parlamento Europeo está excluida: las diferencias sobre cómo
reaccionar a la guerra en Ucrania siguen siendo un muro
insuperable.
Y es sobre este punto que, en cambio, se podría basar un
diálogo orgánico con Giorgia Meloni en el Parlamento Europeo.
Las relaciones ya son excelentes. "Italia está muy bien
posicionada en la implementación del PNRR", explica la
presidente de la UE, tocando un punto candente de la política
interna italiana.
La condición sine qua non para cualquier colaboración de Von
der Leyen y el PPE con otros partidos es que estos últimos sean
"pro-UE, pro-Kiev y pro-OTAN".
La definición, deliberadamente, es bastante genérica y
parece perfecta para bendecir una mayoría en la que el PPE y ECR
-o al menos Hermanos de Italia- puedan coexistir.
El verdadero desafío, para Von der Leyen, será encontrar la
clave correcta para hacer que los Socialistas y ECR coexistan,
ya que por ahora no se percibe ninguna voluntad de ninguna de
sus partes.
Pero después del 9 de junio, según la convicción de los
líderes del PPE, las rigideces actuales podrían suavizarse.
Von der Leyen llega a Italia en un momento crucial de la
ofensiva de Moscú en Ucrania y mientras llega desde el Kremlin
la noticia de la destitución del ministro de Defensa Sergei
Shoigu.
En "Che tempo che fa", como invitada de Fabio Fazio, es
sobre el dossier ruso que elige centrarse. "Es crucial que
sepamos que si queremos evitar la guerra y defender la paz,
también debemos estar preparados", enfatiza Von der Leyen.
En las previsiones de la candidata del PPE para el próximo
quinquenio, los vientos de guerra siguen siendo un riesgo
tangible. Iniciar una revolución copernicana en la defensa de la
UE también responde a esta eventualidad.
Y en la capital italiana, la presidente de la UE está lista
para relanzar una idea que gusta bastante a Tajani, la de un
comisario de Defensa ad hoc. Sin embargo, es difícil que ese
puesto -si Von der Leyen es reconfirmada- vaya a Italia:
Polonia, liderada por Donald Tusk, está en la pole position.
En Roma, von der Leyen intentará dar un impulso adicional al
cambio que, de cara a las elecciones, ha querido dar a su
perfil: más cercano a las personas, más atento a las necesidades
de los más jóvenes, a quienes en cada plaza europea la candidata
del PPE pide que no se dejen llevar por la abstención.
Y quizás también en esto influya la elección de detenerse en
Milán, en los estudios de "Che tempo che fa", antes de llegar a
Roma.
En las próximas elecciones europeas "hay mucho en juego, se
trata de democracia y cohesión en la UE. Quiero una Europa
fuerte con un centro cohesionado", subraya en "Che tempo che
fa", en la víspera de un día cuya agenda aún está por definirse.
Casi con seguridad, para la presidente de la Comisión, está
programada una parada en el corazón de Roma, en Piazza Navona.
La Spitzenkandidat, sin embargo, está llamada a desempeñarse en
el doble papel de candidata y presidente de la Comisión.
Su llegada a Italia, por ejemplo, ha estado marcada por un
posible nuevo caso balcánico, con la recién elegida presidenta
macedonia Gordana Siljanovska-Davkova que, al negarse a llamar a
su país Macedonia del Norte, corre el riesgo de obstaculizar,
junto con la histórica disputa con Grecia, el camino de adhesión
de Skopje a la UE. (ANSA).