(ANSA) - BOGOTA, 03 APR - En un infierno se ha convertido
para los migrantes el cruce de la frontera entre Colombia y
Panamá, una franja espesa de selva dominada por grupos
delincuenciales y vida salvaje llamada el Tapón del Darién,
reveló hoy la oenegé Human Rights Watch (HRW), en un informe en
el que dio cuenta de las vicisitudes que viven quienes se
atreven a hacer ese recorrido.
Según HRW, los migrantes que cruzan esa zona se ven
expuestos a todo tipo de violencias y violaciones a los derechos
humanos, en particular los niños y mujeres, mientras las
autoridades de ambos lados de la frontera están ausentes y no
tienen políticas para ayudar a esa diáspora.
Tras varios viajes a la zona y entrevistas a cerca de 300
personas, la oenegé afincada en Washington señaló que sus
hallazgos revelan que Colombia y Panamá "no han garantizado de
manera efectiva los derechos humanos de migrantes y solicitantes
de asilo que transitan por el Tapón del Darién".
Del lado colombiano no hay un "estrategia clara" para
hacer respetar los derechos de migrantes, sumado al hecho de que
la ausencia de Estado en las poblaciones cercanas a la frontera
facilita la intervención de grupos armados ilegales como el Clan
del Golfo, que obtiene millonarios réditos económicos mediante
el control del tránsito en la zona.
Mientras que del lado panameño hay una estrategia
denominada "flujo controlado", que para HRW "parece enfocarse en
restringir la libre circulación de migrantes" por ese país,
además las poblaciones de ese lado de la línea fronteriza son
las más pobres y abandonadas del país.
Panamá decidió el pasado 4 de marzo suspender el trabajo
que Médicos Sin Fronteras realizaba en ese país y que se había
vuelto fundamental para los migrantes, incluidos "cientos de
víctimas de violencia sexual".
También se han conocido denuncias de abusos ejercidos por
miembros de las fuerzas de seguridad panameñas contra los
migrantes; en tanto que la violencia generalizada contra esa
diáspora en ambos lados de la frontera no se investiga y juzga,
denunció HRW.
"Sea cual sea el motivo de su viaje, los migrantes y
solicitantes de asilo que cruzan el Tapón del Darién tienen
derecho a condiciones mínimas de seguridad y al pleno respeto de
sus derechos humanos durante el viaje. Colombia y Panamá pueden
y deben hacer más para proteger esos derechos", manifestó la
oenegé en su informe. (ANSA).